Por: Roberto Castelán Rueda (@CastelanRob)
La Universidad actual nos brinda instrumentos muy precisos para desenvolvernos en la vida como Pedro por su casa. En el supuesto de que la casa de Pedro sea propia y tenga espacio para moverse en ella.
Uno de esos instrumentos es el llamado análisis FODA, hecho para resolver cualquier tipo de problema de planeación presentado por su empresa, sea esta desde una tlapalería de barrio, o una universidad especializada en doctorados en mejora continua.
La flexibilidad de este producto de la inteligencia gerencial, permite aplicarlo también para resolver los graves problemas que enfrenta la nación.
Por ejemplo, supongamos que el flamante presidente del vecino país del norte decide constituirse en una amenaza para nuestra patria impecable y diamantina; ahí es donde comenzamos con la letra A de nuestro FODA:
Amenazas: deportaciones masivas de nuestros migrantes, retención del envío de remesas, construcción de un enorme muro en nuestras fronteras pagado con un arancel que grava nuestras exportaciones a ese país, envío de su ejército para combatir a quienes llaman "bad hombres".
A simple vista, las amenazas que se ciernen sobre nuestro suelo patrio, son graves, tomando en cuenta de que provienen del país más poderoso del mundo y que además es nuestro vecino incómodo. Nuestro Homero, en el supuesto que nosotros fuéramos Flanders. Que hacer. Veamos la letra F:
Fortalezas: de inicio nuestras fortalezas aparecen muy debilitadas debido la vieja costumbre muy arraigada en los gobernantes, de mantener a los habitantes del país temerosos a las represalia si se les ocurre protestar por cualquier acto del gobierno.
Los campesinos casi se extinguen, los indígenas no se diga, los obreros de las maquiladora que pululan en el país temen al capataz, las madres y padres de desaparecidos, los profesores, los homosexuales se acostumbraron a que sus manifestaciones fueran vistas como enemigas del progreso y de las buenas costumbres, perturbadoras del orden o molestas para nuestros vecinos del norte.
Es decir, nuestras mayores fortalezas las mantenemos sometidas. La crítica y la rebeldía suelen brillar por su ausencia.
Con la letra D sucede lo contrario, pero por los mismos motivos: las Debilidades están muy fortalecidas. El autoritarismo, la represión, el desprecio fortalecieron el miedo, desviaron la democracia, alejaron a la gente de la política y esta la transformaron en partidos quienes a su vez aprovecharon la falta de contrapesos para fomentar el autoritarismo y la corrupción. La apatía, la sumisión y el fatalismo suplieron a la participación política.
En donde se ven mejor las cosas es en la letra O de nuestro FODA: las Oportunidades se presentan para todos. Para la clase política, la amenaza exterior representa una gran posibilidad para legitimarse, con mentiras, claro, ante los ojos de quien amenaza y de los amenazados.
Puede volver a hablar de nación y de patriotismo mientras negocia salvar su cabeza con los invasores. Para la gente, sometidas a unos y otros, se abre la oportunidad de convertirse en sujeto de la política nacional, desde ahí iniciar un proceso de democratización, convocar a un pacto nacional o convocar a un nuevo constituyente. O simplemente soñar.
También se pueden organizar marchas patrióticas. Son muy redituables y reviven viejas fibras anquilosadas. Además son buenas para la salud.