Por: Carlos Servín Ugarte (@ServinUgarte)
Mucho se ha escrito ya sobre #SinVotoNoHayDinero y sus perversiones. Si es inconstitucional, si destruirá la pluralidad partidista del sistema de partidos en México o si entre otras cosas fomentara la atracción de dinero de fuentes ilegitimas.
Si bien es cierto que los partidos “representan” a los ciudadanos y son integrados por estos, la pluralidad de estos es sin duda una garantía del ejercicio democrático. Tener muchos partidos nos habla de un estado de tolerancia a diversas ideas y a diversas aspiraciones programáticas y de gobierno.
La teoría del pluralismo nos dice que el hecho de que convivan ideas políticas diferentes promueve una representación de las minorías más justa y por lo tanto más democrática, al buscar que todas las voces sean escuchadas.
En lo personal el argumento pluralista me fascina, al ser ante todo, un liberal e internacionalista de facto, la idea de la expresión de tantas corrientes me inspira. El problema en México es que este sistema se ha descompuesto, pues las minorías y los grupos con ideas diferentes pocas veces han sido representados por estos partidos minoritarios y mayoritarios.
No es poco común que en expresiones de la izquierda y la derecha se dé el ataque a las posturas feministas, tampoco es poco común que estos ataques y omisiones se de entre partidos “grandes “y “pequeños”.
Es cierto que de vez en cuando encontremos legisladores congruentes ideológicamente pero también situaciones donde los votos legislativos nos muestran evidentes traiciones a las corrientes ideológicas que representan o los gobernantes y representantes de partido que por ser pragmáticos evitan este tipo de debates o piden ser sometidos a la voluntad popular.
Como ejemplos hay varios. Cada que se le pregunta a López Obrador sobre temas como aborto o matrimonio gay, repite y repite que el buscaría que se haga una consulta ciudadana. Qué hay del PRI y su cultura de la impunidad, la aprobación de todas y cada una de las políticas que han dañado a la industria nacional, el adelgazamiento del estado de bienestar y al mismo tiempo se jacta de ser el partido “revolucionario”.
En el espectro menor de partidos como Nueva Alianza, el Partido Verde y otros que literalmente su tarea cada tres años es vivir dentro del presupuesto y sólo proponer soluciones mediáticas como la “pena de muerte a secuestradores”, la cual no se ha logrado y de lograrse tendría pocos resultados tangibles y acabaría como muchas de estas políticas públicas en detrimento de los más pobres.
#Sinvotonohaydinero propone un mecanismo que efectivamente a mediano y largo plazo podría afectar seriamente la participación de los partidos pequeños, por eso en Jalisco el PRD, el Verde y Nueva Alianza votaron en contra.
Insisto, me encanta el argumento pluralista y pero si considero que la reforma impulsada por el diputado independiente Pedro Kumamoto puede privarle a futuras expresiones democráticas -que aún no nacen- de un camino terso para conformarse como partido político. Aunque no culpo a la ciudadanía que se quiera librar de esas expresiones partidistas que poco han contribuido a la representación democrática, al fortalecimiento de la ciudadanía y que nos cuestan mucho dinero.
En cuanto al dinero de fuentes ilegales no me parece noticia. En la actualidad las campañas políticas utilizan 3 o 4 veces más dinero del que declaran. Ignoro porqué las autoridades electorales y fiscales no han hecho nada al respecto.
Podría suponer que los partidos cuentan con diversas estratagemas legales y grandes abogados que los libran de sus predicamentos. Siendo serios, el INE-IFE si ha castigado en el pasado a los partidos que rebasan los topes de campaña, los castiga con multas sobre los mismos recursos. No he visto que la Fepade condene a dirigentes de un partido por acceder a recursos ilícitos, ignoro los motivos.
El dinero ilícito y el desvió de recursos son una realidad en las campañas, no veo cómo #SinVotoNoHayDinero vaya a modificar lo que ya existe.
Otro problema sonado últimamente ha sido el de la formación de gobiernos con porcentajes bajos de votación. En el estado de México Del Mazo ganó sólo el voto de 3.3 de cada 10 personas que votaron, lo cual lo pone en un tema de poca legitimidad.
En otros países se ha solucionado el problema con las segundas vueltas, en México no existe la voluntad para implementarla, entre otros argumentos porque se dice que sería muy cara. Pues bien, en países como Australia existe un sistema llamado Voto alternativo.
Consiste en que en la boleta se marque la preferencia de los candidatos por prelación (1, 2, 3 : voto primero Del Mazo, segundo Josefina tercero Delfina) y de esta forma se da algo que se le conoce como segunda vuelta instantánea, es decir, al no haber mayoría de votos, se transfieren los votos del último lugar y se asignan correspondientemente a las preferencias ciudadanas, de tal forma que después de una serie de operaciones matemáticas se da el ganador con una legitimidad suficiente.
Otra de las virtudes que tiene la gobernanza electoral australiana es que el voto es obligatorio y se sanciona a quien no vote mediante la no aplicación de incentivos fiscales. Esto también ayuda a solucionar el tema de la baja participación ciudadana.