Por: Roberto Castelán Rueda (@CastelanRob)
La historia inicia con una mentira. Pero si consideramos el mentir como una de las características fundamentales de los políticos, el inofensivo gesto del twit del gobernador puede pasar desapercibido: un político que miente no es noticia.
Pero un gobernador ignorante del estado de derecho sí es noticia. Y preocupante. En su mensaje como portavoz de las empresas que buscan privatizar el agua de los Altos de Jalisco, Aristóteles Sandoval hace a un lado tres suspensiones de la Suprema Corte de Justicia en favor de los habitantes de Acasico, Palmarejo y Temacapulín y anuncia la Solución Final contra los habitantes de estos tres pueblos de Jalisco, “por el bien de las mayorías”.
Para algunos políticos, entre ellos el Gobernador del Estado y a quien impuso al frente de su partido, recurrir a la frase “el bien de las mayorías” es un salvoconducto a la impunidad que les permite violar las leyes y violentar los derechos humanos de las poblaciones.
Hitler, a quien podemos considerar el padre del término “solución final”, nunca descuidó el estado de derecho. Tal vez era “su” estado de derecho, pero, aunque parezca absurdo antes de iniciar cualquiera de sus actos de salvajismo, procuraba blindarlo con leyes que lo justificaran.
Con su violenta decisión de inundar Temacapulín, Acasico y Palmarejo, Aristóteles Sandoval perdió hasta esas grotescas formas elementales de cualquier estado autoritario. Ante la ausencia de una ley que lo respalde, eligió emplear el derecho de la fuerza en contra de la fuerza del derecho.
Para aplicar la Solución Final a esos tres pueblos de Jalisco, el aprendiz de dictador propuso la creación de “un COMANDO unificado de reasentamiento” el cual se encargará del desplazamiento forzado: la detención, el traslado y el confinamiento en guetos de los ciudadanos jaliscienses desplazados por voluntad gubernamental.
En su afán por atender los intereses económicos a los que sirve, el Gobernador del estado no sólo ignora al estado de derecho, ignora también al lenguaje. O tal vez no lo ignore y al decidirse a usar el término “COMANDO” quiere enviar un mensaje con toda la fuerza militar que este contiene.
Ante la amenaza gubernamental, el lenguaje del derecho pierde sentido y se hace necesario emplear desde un inicio el lenguaje de la fuerza. La Solución Final propuesta por el gobernador no está basada en la fuerza del derecho, su origen es el derecho de la fuerza y sus métodos no requieren de ningún aval jurídico.
Todo estaría bien si Aristóteles Sandoval no fuera el gobernador de un estado de un país que se rige por una constitución y por un sistema con principios democráticos. Frente al acto de barbarie que pretende ejecutar sin preocuparse por institucionalizarlo, Sandoval podría convertirse en el precursor de un nuevo orden basado en el autoritarismo “de facto”, sin estorbos jurídicos y sin necesidad de inventar nuevos mecanismos legales que lo avalen.
Tal vez estemos entrando en una nueva etapa histórica de autoritarismo en donde solo baste recurrir a la frase “por el bien de la mayoría” para eliminar todo resabio del estado de derecho.
La Solución Final de Hitler fue hecha por “la grandeza de Alemania”. La de Sandoval Díaz es “por el bien de los Jaliscienses”.