Por: Héctor Guerrero (@mexhector)
A título personal debo decir que no había querido escribir nada sobre este tema durante los días posteriores al sismo que afectó la ciudad de México por respeto a las víctimas, por respeto a la sociedad mexicana que estaba en medio de una situación de desgracias. Poco aportaba un periodista más mostrando su incompetencia al hablar del caso de Frida Sofía cuando lo que se necesitaban eran más canales de información confiable y certera.
Ya pasada la peor etapa de la crisis, me parece que debemos reflexionar sobre algunas circunstancias alarmantes que nos deja este caso.
Considero de muy poca utilidad profundizar en los detalles que ya todos conocemos. No es nada nuevo que Televisa practica un periodismo de telenovela, un estilo que tienen muy bien afinado las televisoras de todo el mundo, —“el periodismo lacrimógeno”— aquel que busca llevar al espectador al más superficial de los llantos y lograrlo a costa de lo que sea.
Tampoco es nuevo resaltar que una niña atrapada en los escombros por más de 40 horas podría salir con vida, y que además se llamara Frida Sofía. Esta es la historia perfecta que toda televisora quisiera contar a través de sus pantallas. Tampoco es nuevo que la Marina se equivoque al momento de dar datos exactos en una situación de emergencia, ejemplos podemos poner muchos: desde aquella vez que detuvieron al hijo de un gran capo de las drogas y después resultó no ser su hijo, sino un amigo del hijo, o aquella ocasión en la que dieron muerte a un poderoso líder de la delincuencia y por supuesto no sabían quien era.
No es de extrañar que en una situación de emergencia como la que vivieron en la ciudad de México se crucen errores en la información, y se divulguen rumores y hechos fallidos como verdaderos. El error de Televisa y su equipo no es menor, parecería que los años de experiencia no ayudaron mucho, se emocionaron con la historia del año, pasaron por alto que el origen de esa historia era un rumor, una suposición poco confirmada.
No nos asustemos, ese error y más grandes lo han cometido un sinfín de periodistas en el mundo. Me viene a la mente el caso Mary Mapas, periodista y productora de CBS que destapó un escándalo del expresidente George W. Bush en plena campaña de reelección.
Todo resultó ser una farsa sin mala intención, simplemente un error de los periodistas que terminó con la carrera de ella y su equipo; todo quedó registrado en el libro “Truth and Duty” que la misma productora escribió a manera de disculpas por su error.
El error irremediable
Televisa no hizo un montaje de lo ocurrido, simplemente faltó a todos los principios periodísticos más básicos: cotejar tus fuentes, asegurar que lo que estás a punto de lanzar sea verdadero y puedas probarlo, la historia del “año” les nubló su visión y se lanzaron sobre ella. No existía una niña de 12 años de nombre Frida Sofía. Existía una maestra de 58 años bajo esos escombros colapsados del colegio, pero la ambición de ganar los titulares de la televisión, los llevó a realizar algo más grave aún que el no haber confirmado su nota principal, los llevó a realizar una sobreexposición de un caso, a trasmitir por más de cuarenta horas una historia sin confirmar.
Lo detestable
Luego de que su error quedara evidenciado a lo largo y ancho del país, de ser tendencia en redes sociales, y de que sus miles de televidentes estuvieron pendientes del rescate de la niña que nunca existió, Televisa y sus periodistas salieron a culpar a la Marina de una nota proyectada y estructurada por ellos mismos.
Lo peor que puede hacer un medio de comunicación es culpar de sus errores a terceros, la reportera Danielle Dithurbide pasaba los minutos en Twitter de una manera lastimosa intentando hacer creer a la opinión pública que la culpa era de sus fuentes y sus entrevistados, porque ella llevaba más de 48 horas ahí y había hecho la tarea. Nadie pierde más en este vergonzoso episodio que la propia televisora. Ahora ni su público cautivo de abuelitas le van a creer, pero insisto: un error periodístico y un pésimo manejo de la información no es un montaje.
Lo más alarmante
Dos cosas llaman poderosamente mi atención y me parece que nos deben hacer reflexionar. No sólo fue televisa quien informó sobre el caso de “Frida Sofía”, la gran mayoría de los medios lo hicieron, inclusive medios como Aristegui Noticias, —que horas después borraron la evidencia de su información y se lavaron las manos atacando a Televisa— la realidad es que cuando Televisa lanzó su historia al aire, los demás medios también la dieron por “buena” y comenzaron a replicarla hasta que el error de muchos estalló.
¿De verdad Televisa sigue siendo tan fuerte entre los periodistas mexicanos? En este tiempo de redes sociales y de tráfico de información constante, la televisora sigue siendo una referencia para los demás periodistas en México, al grado de que cuando lanzan una nota todos tengan que vivir de ella.
Quedó claro que la sociedad demanda y necesita con urgencia periodistas que hagan su trabajo de la forma más estricta posible en momentos de crisis, la sociedad mexicana demanda con urgencia canales de comunicación certera y confiable, dejando de lado la historia emocional, la que nos conmueve, la que nos hace estar frente al televisor.
Periodistas como Ulises Castellanos mostraron a las 12 de la madrugada como se encontraban las calles de la ciudad y por donde era seguro circular. Marco Levario Turcott se trasladó a los puntos colapsados y avisó de primera voz al lado de los rescatistas lo que hacía falta en ese punto con urgencia: agua, guantes, lámparas, pilas.
Marcela Turati compartió información verificada sobre los rescates y las personas que estaban aún atrapadas con vida. Y así transcurrieron las horas y un gran número de periodistas, fotógrafos, y camarógrafos, todos ellos desde sus redes sociales y medios que tenían a su alcance estuvieron por más de 72 horas trabajando sin parar.
Por supuesto ellos no tuvieron los accesos ni la penetración de las televisoras, pero han demostrado que hoy más que nunca es el momento para corroborar que los periodistas han trascendido las páginas de sus medios, que la voz de cada periodista pesa más que el escaparate donde publique, y una sociedad como México, —que cada vez se siente más alejada del periodismo— demanda con urgencia este comportamiento serio y responsable por parte de los periodistas.
El periodismo tiene que volver a salir a las calles y acompañar a la gente, caminar con ellos en la tragedia y aportarles en las crisis.
Me llamaron la atención las ilustraciones que circularon en las redes donde figuraban todos los actores que participaron en esta contingencia, en la mayoría de los carteles de agradecimiento no se ve a los periodistas.
Esto es quizá porque la sociedad los sintió lejos, por eso hoy más que nunca es labor de los periodistas retomar ese camino. Hubo muchos como los arriba mencionados que lo hicieron y que dieron el primer paso y con él generan sin duda un camino para ver un nuevo periodismo en México, alejado de la telenovelas, como esas que le gustan a Televisa, para lucrar con el dolor y la tragedia humana.