Por: Julio Ríos*
La figura de los candidatos independientes no sólo es una trampa, sino una continuación de las reformas privatizadoras impulsadas por el Presidente Enrique Peña Nieto y el Partido Revolucionario Institucional (PRI), señaló en conferencia el doctor John Ackerman, académico del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
Esta figura, además de que privatiza la política, aunada a la eliminación del financiamiento público que promueven algunos actores como el diputado con licencia Pedro Kumamoto, abre la puerta a caudales de dinero ilícito, consideró.
Ante alumnos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), de la Universidad de Guadalajara (UdeG), subrayó que las candidaturas independientes están siendo utilizadas como disfraz por personajes salidos de partidos políticos o con ligas a grupos de poder fáctico.
“Ya emprendieron la privatización energética, y ahora van por la privatización de la política”, sentenció el columnista de la revista Proceso y el diario La Jornada.
Explicó que este modelo es una calca de Estados Unidos, donde los candidatos independientes, y de los partidos Republicano y Demócrata– son quienes tienen dinero para pagar sus campañas o quienes directamente recaudan fondos de capitales privados.
Recordó que en Latinoamérica la tradición es la de los movimientos sociales que aglutinan a obreros, campesinos y estudiantes, y que un solo hombre no puede derrumbar el sistema político, sino que deben ser las masas las que lo hagan.
“Más allá de perder o ganar una elección, de lo que se trata es de cambiar este país. No sólo de que un individuo venga a quitar a otro, sino de que una organización social transforme las coordenadas de la política y el poder económico y social del país”, planteó el también miembro del Sistema Nacional de Investigadores (Nivel III).
Dijo que está de acuerdo en que se reduzca el financiamiento público, pero detalló que si la democracia es cara, también lo es por el alto costo de los institutos electorales que, en 2018, absorberán casi 30 mil millones de pesos.
Debe pugnarse por un sistema en el que se termine el derroche de las campañas, agregó, y propuso que se prohíba la publicidad en espectaculares o en otros artículos, y se haga un mayor uso de los espacios oficiales en medios electrónicos.
“El financiamiento público se otorga sin condición alguna, pero el financiamiento privado implica un compromiso con quien lo entrega al candidato, y eso es un gran riesgo”, mencionó.
En su ponencia, hizo un recorrido por el escenario internacional, que consideró vive un colapso de los dos sistemas: el comunismo burocrático y el neoliberalismo social demócrata, que han perdido legitimidad y ante lo cual las sociedades buscan nuevas salidas.
“A México no nos ha tocado todavía, seguimos atrapados en el mismo sistema de autoritarismo neoliberal, de hipocresía institucionalizada inaugurada en 1946 con la creación del PRI y Miguel Alemán, como un régimen que se ha ido desdoblando en los otros partidos políticos”, resaltó.
Por eso, agregó, es entendible que haya apenas un 25 por ciento de aprobación de la figura presidencial, y sólo 19 por ciento de satisfacción con la democracia.
“Los politólogos institucionales se dicen preocupados por ese desencanto. A mí, al contrario, eso me habla de fortaleza y de una sociedad crítica. Luego de tanto que nos han golpeado y violentado, ¿cómo quieren que estemos satisfechos?”, reflexionó Ackerman.
El doctor Jorge Gómez Naredo, académico del CUCSH, describió a Ackerman como un personaje que no se amolda a los cánones clásicos de la academia y el periodismo, pues sus preferencias políticas son ampliamente conocidas.
“No se esconde en la hipocresía de la objetividad, y en sus textos no sólo hace gala de sagacidad y buena prosa, sino que sus artículos me han sacudido neuronas”, dijo.