Por: Roberto Estrada (@robertoestrada0)
Hace 450 años que naciera el compositor italiano Claudio Monteverdi. Un hombre vanguardista entre el renacimiento y el barroco, considerado como padre de la ópera moderna, y compositor de un sinfín de madrigales.
La belleza de su música siempre ha sido valorada, pero con el espectáculo de café concert Bromas y lamentos su obra adquiere un matiz de actual frescura y renovación.
El espectáculo que en su mayoría está basado en madrigales de Monteverdi, y cuyo tema es el amor, muestra un concepto totalmente diferente de lo que puede ser una puesta en escena de estas obras, ya que además de una orquesta de cámara que las interpreta con instrumentos de la época de su composición, resulta en un performance en el que los cantantes interactúan entre y alrededor del público –que se hayan dispuestos en mesas como en un bar y café– generando así un espacio escénico que se recrea en su constante movimiento.
Bromas y lamentos se está presentando del 24 al 26 de noviembre en el Conjunto de Artes Escénicas.
Entrevistado por Reverso, el creador del montaje y director de escena, el argentino Marcelo Lombardero, habla al respecto.
El plantear estas piezas de esta manera le ha dado un giro a cómo se perciben.
Es volver a darle a esta música un concepto vivo, sensual, moderno. Monteverdi es un compositor moderno que detestaba la antigüedad. Un hombre que revolucionó la manera de pensar la cultura, que inventó un espectáculo nuevo. La fue idea de traerlo a nosotros, por cómo nos interpelan estas pequeñas historias de amor de cuatrocientos años atrás, y lo hacen con una vigencia sorprendente.
Eso es lo relevante, la vigencia de los textos y la música.
Esa la idea del espectáculo, volverle a dotar a esta cosa de cercanía, de estilo, de volver a traer esta música al lugar donde debería de estar que es así.
¿Si no fueran historias de amor sería tan atractivo?
Las reunimos porque eran canciones de amor, podríamos haber juntado de otro tipo. Pero Monteverdi escribió muchos madrigales amorosos y eróticos, claramente en algunos casos explícitos como los que usamos.
A veces la frialdad del concierto normal, con su lejanía, hace que interpretemos esta música desde otro lugar. Esta música no estaba pensada para eso. Si no para algo así, como música popular.
Los instrumentos de la época le dan más la textura buscada.
Es la idea de que se interpretara con estos instrumentos, pero traerla hacia acá, para darle esa vigencia, no es una dicotomía. Es una música maravillosa que nos resuena desde el pasado y nos interpela como personas del siglo XXI, y ello es increíble.