Por: Darwin Franco (@darwinfranco)
Paty se mira sus dedos después de que integrantes de la División Científica de la Policía Federal la tuvieran que pinchar varias veces para extraerle dos gotas de sangre. Los pinchazos que ella sintió son ínfimos en comparación al dolor que ha tenido que soportar desde que su hijo Daniel Eduardo Carpio Bocanegra fue desaparecido en Lagos de Moreno, Jalisco, el 10 de junio de 2015.
En el umbral del consultorio donde le fue extraída la muestra sangre para integrarse a la base genética nacional, Paty era observada por un niño que enfundado en un sombrero miraba –una vez más- los esfuerzos que su abuela hace por encontrar a su padre. El pequeño Daniel, además, sostenía una charola de dulces de leche que Paty prepara todos los días para poder solventar los gastos que se generan por la crianza de los seis nietos que han quedado bajo su cuidado tras la desaparición de su hijo.
Ella, como las más de 600 familias que acudieron a la primera toma de ADN que la Policía Federal realizó en Jalisco, espera que esas dos gotas de sangre sirvan para buscar a Daniel en la base de datos que contiene la información genética de 2 mil 674 cuerpos y 11 mil 429 restos o fragmentos óseos que han sido exhumados de las 1,588 fosas clandestinas que fueron localizadas en 23 estados del país desde el año 2006.
A la fecha, la División Científica de la Policía Federal cuenta con una base de datos que contiene la información de más de seis mil perfiles genéticos; tan sólo durante 2017, esta misma instancia recabó 5 mil 619 muestras de ADN a familiares de desaparecidos en los estados de Baja California Sur, Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí, Sinaloa, Tamaulipas, Veracruz y Zacatecas. Entre el 9 y 11 de marzo de este año, el programa se extendió a los a Baja California Norte, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Morelos, Quintana Roo y Jalisco; en nuestro estado en tres días se tomaron 600 perfiles genéticos, razón por la cual la Policía Federal anunció que hará aquí una segunda toma de ADN.
En Jalisco, el Registro Nacional de Personas Extraviadas y Desaparecidos de la Secretaría de Gobernación da cuenta de 3 mil 060 desaparecidos; sin embargo, la Unidad de Transparencia de la Fiscalía General de Jalisco, hasta enero de 2018, tiene abiertas 5 mil 392 indagatorias por la desaparición de igual número de personas que tras sus pesquisas de búsqueda no han sido localizadas. Jalisco es el segundo estado en el país con más desaparecidos.
Largas filas, mismo dolor e igual abandono institucional
El Centro de Salud No. 4, ubicado en la colonia Penal en Guadalajara, fue tomado por decenas familias que acudieron al llamado del colectivo Por Amor A Ellxs, el cual tras meses de lucha e insistencia logró que la División Científica de la Policía Federal acudiera a Jalisco para realizar las tomas de ADN a familias que, como ellas, buscan a sus seres queridos en un contexto de violencia social e institucional.
Escuchar los testimonios de quienes llenaban los formatos de registro de la Policía Federal o de quienes ya esperaban de pie para dejar su muestra genética era más que suficiente para entender porqué Jalisco es el segundo estado con más personas desaparecidas del país.
En cada testimonio se evidenciaban las mismas violencias y omisiones, así como el mismo abandono institucional; frases como: “La Fiscalía no busca a nadie”, “A mí jamás me han hablado para darme información”, “Si uno no les llama, ellos jamás lo hacen”, “Cuando te llegan a llamar te dicen: qué información me tiene cuando son ellos los que tendrían que decirme a mí qué han hecho”, “En mi caso no han hecho nada”, “A mi familiar sólo lo hemos buscado nosotros” o “Ni siquiera conozco a mi Ministerio Público”, se repetían a lo largo de una fila donde mujeres, hombres y niños esperaban que la muestra de sangre que dejarían les trajera buenas nuevas porque de la Fiscalía General de Jalisco ya no esperan nada.
Erika, hermana de Ricardo Hernández Garduño, jefe de la policía municipal de Ahualulco del Mercado desaparecido desde el 14 de junio de 2014, increpó a Pablo Pinzón -encargado de la Unidad Especializada de Búsqueda de Personas Desaparecidas de la Fiscalía Especializada en Desaparición de Personas de la Fiscalía General de Jalisco- porque nadie le ha dado información sobre la investigación y búsqueda de su hermano: “He marcado y nadie sabe nada… es más me han dicho que el expediente está extraviado…”.
El funcionario de la Fiscalía escuchó no sólo éste sino decenas de reclamos que evidenciaban que pese a las nuevas políticas institucionales existe un tema toral que no ha sido resuelto: el acceso a la justicia y el respeto al derechos de las víctimas. En el marco de sus responsabilidades prometió atender su caso; Erika, lamentablemente, ya ha escuchado antes esa promesa.
Quienes también se cansaron de escuchar promesas fueron los familiares de Bibiana García Caloca, quien desapareció el 19 de enero de 2010 en el municipio de Autlán de Navarro. En un principio fueron y vinieron de Autlán a Guadalajara pero siempre escucharon excusas o falsas promesas de parte de la entonces Procuraduría y de la actual Fiscalía General. Decidieron ya no creer en las palabras de la autoridad pero sí siguen buscando por sus propios medios en uno de los municipios con más presencia del narcotráfico. Bibiana fue la segunda persona en desaparecer en Autlán, ahí hoy existen más de 100 desaparecidos.
Quienes también recibieron promesas de la autoridad fueron las familias de los desaparecidos de Lagos de Moreno, un municipio al norte del estado en el cual la Fiscalía Regional y el enlace de la Fiscalía Especializada en Desapariciones no sólo han sido omisos sino también negligentes, pues en los casos de las más de 10 familias presentes en las tomas de ADN denunciaron que no sólo no les dan información sino que en reiteradas ocasiones les han pedido dejar todo por la paz porque les aseguran que no encontrarán a sus hijos.
Hasta el día de hoy la División Científica de la Policía Federal ha logrado establecer un vínculo con 27 personas no identificadas que contaban con denuncia de desaparición. En Jalisco, este fin de semana, se tomaron más de 600 perfiles genéticos por lo que se anunció una segunda toma de ADN por parte de la Policía Federal. En Jalisco, entre 2006 y el 31 de enero de 2018, han desaparecido: 5 mil 392 personas (4,075 hombres y 1,317 mujeres).