Por: Mariana González*
31 de agosto 2016.- El poblado de Cuyutlán, en el estado de Colima es una zona susceptible de tsunamis provocados por sismos o por movimientos del fondo marino, como ocurrió en 1932, de acuerdo con el investigador de El Colegio de Michoacán, Néstor Corona Morales, quien ofreció la conferencia de apertura de cursos para los estudiantes del Departamento de Geografía, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades.
El doctor en Geografía por la Universidad Nacional Autónoma de México y egresado de la licenciatura en Geografía por la Universidad de Guadalajara, presentó, ante estudiantes y académicos de dicho departamento, un estudio en esa región costera para conocer la susceptibilidad ante un posible tsunami.
El investigador afirmó que desde el año 1500 Cuyutlán ha sido afectado por 27 maremotos, el último de ellos el 22 de junio de 1932 que generó olas pequeñas, dejó 80 muertos, mil damnificados y la mayoría de las casas destruidas.
Aseguró que muy pocos habitantes tienen memoria de este suceso, pues una buena parte de los damnificados en aquella ocasión emigró a zonas más altas, en especial al municipio de Armería, y en su lugar llegaron habitantes de otros estados de la república para trabajar en la zafra o en las empresas salinas.
Dijo que aunque la ocurrencia de este tipo de fenómenos marinos es extraña, la posibilidad de que un tsunami llegue a Cuyutlán en algún momento, es real. Ante ello, una pequeña parte de los habitantes tendría posibilidad de sobrevivir, ya que la mayoría vive en una franja cercana a la playa y donde hay pocas rutas de evacuación.
De acuerdo con los modelos realizados por el investigador como parte del estudio, la mayor afectación sería durante los meses de abril y mayo cuando hay una mayor cantidad de casas habitadas, debido a que muchos dueños solo acuden al pueblo en esta época.
Dijo que, de un aproximado de diez mil habitantes concentrados en esas fechas, 27 por ciento estaría en grave riesgo ante un fenómeno, pues tendrían poco tiempo para evacuar, aunque la mayoría de las casas podría resistir la fuerza del agua.
El geógrafo trabaja en un proyecto para construir un edificio que sirva como albergue vertical ante un eventual fenómeno de esta naturaleza, que a la vez ofrezca otros servicios de prevención y salud.