Por: César Octavio Huerta (@zorrotapatio)
07 de octubre 2016.- Sin decir una palabra sobre espionaje político, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, presumió que muy pronto funcionarán cinco Centros Regionales de Fusión de Inteligencia (Cerfis) que estarán distribuidos en varias regiones del país.
"Ya estamos por terminar una instrucción del Presidente que es para el presente y para el futuro, cinco Cisen, cinco Centros de Fusión de Inteligencia. ¿Por qué cinco? Porque en lugar de tener todo concentrado a nivel federal, hoy hay cinco que van a servir a cinco regiones del País, para resolver los problemas locales y los problemas federales".
En la inauguración del C-5 de Puebla el lunes pasado, Osorio Chong señaló que la inversión de los cinco centros de inteligencia fue de 5 mil 500 millones de pesos, para reforzar la coordinación contra el crimen y solucionar los problemas de seguridad.
"Porque yo no creo que un ciudadano, cualquiera de los que están aquí presentes, esté diciendo 'este delito le toca al municipio o este le toca al estado, o este le toca a la Federación, a mí atiendan el tema de seguridad, y atiéndanlo con gran responsabilidad'".
De acuerdo con Osorio Chong, el objetivo de la creación de estos centros regionales será la cooperación y el intercambio de datos mediante una plataforma de información en la que se formulen acciones coordinadas bajo perspectivas multidisciplinarias y el análisis de los fenómenos con una visión integral.
"Si las instituciones federales no estaban coordinadas, cómo pedirle a los estados que se sumen a la coordinación, y así sucedía, la Secretaría de Defensa hacía un gran esfuerzo como siempre lo hace, la de Marina, la PGR, la Policía Federal, el Cisen, pero cada uno en su vía totalmente diferente", manifestó.
¿Qué es el CISEN?
El Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) es un órgano de inteligencia dependiente de la Secretaría de Gobernación que sirve para "generar inteligencia estratégica, táctica y operativa que permita preservar la integridad, estabilidad y permanencia del Estado Mexicano, dar sustento a la gobernabilidad y fortalecer al Estado de Derecho", según se lee en su página de internet.
Su papel consiste en "alertar y proponer medidas de prevención, disuasión, contención y neutralización de riesgos y amenazas que pretendan vulnerar el territorio, la soberanía, al orden constitucional, las libertades e instituciones democráticas de la población mexicana, así como el desarrollo económico, social y político del país".
Lejos de los tecnicismos, el CISEN surgió en 1989 durante el gobierno de Miguel de la Madrid. Fue construido sobre los cimientos de la Dirección Federal de Seguridad y desde entonces se ha dedicado a realizar casi la misma función: vigilar a los opositores políticos, infiltrarse a los movimientos sociales y controlar un amplio aparato de inteligencia para realizar el espionaje telefónico.
Desde que llegó a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto le ha destinado al CISEN 21 mil 170 millones de pesos, más dinero que en los sexenios de Felipe Calderón y Vicente Fox, quienes del 2000 al 2012, le asignaron 17 mil 880 millones de pesos.
Y no sólo eso, hasta el 2013 el CISEN mantenía una nómina de 3 mil 500 empleados, de los cuales 39 reciben salarios de entre 1 millón 900 mil a 2 millones 400 mil pesos cada año, de acuerdo con una investigación publicada por Contralínea.
De acuerdo con el artículo “La inteligencia para la seguridad nacional en el siglo XXI”, escrito por Guillermo Valdés Castellanos, cuando fungía como titular del CISEN en el sexenio de Felipe Calderón, desde su nacimiento la institución abandonó la concepción policiaca de la inteligencia y la sustituyó por "un servicio de inteligencia civil, profesional, con clara vocación de servicio a los intereses del Estado mexicano".
"No se trata de la defensa de un gobierno o de un régimen, sino del Estado mismo, pero no de cualquier Estado, sino de un Estado con orden constitucional, instituciones democráticas y desarrollo económico, social y político".
El ex funcionario también indica en el documento que a su llegada a la Presidencia, Felipe Calderón lo instruyó a incorporar en la agenda todo tipo de amenazas y riesgos para el Estado mexicano y "no sólo las más evidentes" como el crimen organizado, la subversión, la seguridad fronteriza y el terrorismo, por lo que amplió la lista incluyendo "amenazas y riesgos potenciales" con fenómenos relacionados a "las tendencias demográficas, las corrientes migratorias, la cohesión y las desigualdades sociales, la economía informar, el rezago respecto de la sociedad con el conocimiento y el calentamiento global".
Con estas directrices, los funcionarios asignados al CISEN utilizando su "creatividad investigativa y analítica junto con la capacidad tecnológica para acopiar, transmitir, seleccionar, analizar la información y traducirla", tenían la tarea de elaborar "productos de inteligencia", en los que identificaran el nacimiento y desarrollo de grupos subversivos en el país, el control de las importaciones de materiales con los que se pudiera fabricar armas de destrucción masiva, análisis de la situación de la frontera norte y sur, así como los reacomodos geoestratégicos en América Latina, la presencia de organizaciones criminales y terroristas, los impactos de la crisis económica, así como la expansión de la economía informal y sus vínculos con la economía criminal.
"Amenazas o riesgos terriblemente complejos que requieren de inteligencia cada vez más sofisticada" según escribía el extitular del CISEN.
Pero no era su única tarea. Los funcionarios del CISEN basados en esta metodología, deberían dar recomendaciones para "desactivar los riesgos" mediante un adecuado sistema de indicadores que permita "identificar y dimensionar el daño potencial a los componentes constitutivos de la seguridad nacional (Estado, territorio, población, orden constitucional, instituciones democráticas, etc.) y, en segundo lugar, alertar a las dependencias del gobierno federal con información adecuada, en tiempo y forma, para actuar con oportunidad".