Por: Eduardo Carrillo*
En Jalisco hay evidencias científicas que muestran que en el pasado hubo cambios del clima en esta región y que a lo largo de 100 años la temperatura podría aumentar hasta 6 grados centígrados y disminuirá la intensidad de precipitaciones pluviales entre 10 y 15 por ciento como consecuencia del cambio climático, de acuerdo con proyecciones de estudios del Instituto de Astronomía y Meteorología (IAM) de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
“Están previstos incrementos de temperatura bastante importantes, sobre todo en la temperatura anual, hasta de 6 grados centígrados con respecto a los que tenemos actualmente. Eso puede variar por diversas circunstancias y en las diferentes regiones”, indicó el director del IAM, Hermes Ulises Ramírez Sánchez.
Lo anterior traerá una “grave” disminución en la disponibilidad de agua en urbes como Guadalajara, así como en las regiones Altos y Norte, con deterioro en la capacidad de producción agrícola y ganadera del estado.
Ante este panorama, el investigador pidió establecer programas que integren todos los elementos para enfrentar el cambio climático y no sólo disminuyan la contaminación ambiental, como la agenda verde.
Durante una rueda de prensa este jueves en la UdeG, se dio a conocer que desde hace cuatro años efectúan investigaciones sobre escenarios climáticos por medio de modelos matemáticos regionales y continuarán con tales proyectos para dar certeza a los resultados. Ramírez Sánchez agregó que ya hay evidencias de cambios en el clima de esta región.
Sobre los escenarios hacia el año 2080 respecto a la temperatura del aire, dijo que podría alcanzar los 42 grados centígrados en la Costa.
“También van a incrementar de manera muy importante en la zonas Altos y Norte”; allí es donde se deben enfocar algunas de las tareas para disminuir el problema, agregó.
El estudioso agregó que en materia de precipitaciones pluviales aumentarán en la Costa y disminuirán en las regiones Altos y Norte.
En otro trabajo sobre vulnerabilidad por región y actividad socioeconómica, el investigador aborda aspectos como ecosistemas marinos, desarrollo urbano, biodiversidad, energía, vivienda, salud y transporte.
“En cuanto a la agricultura, ahí sí vamos a tener bastantes problemas –agregó–, ya que, por un lado, tenemos poca disponibilidad de agua, y segundo, (habrá) altas temperaturas; obviamente eso no va a favorecer a los cultivos tradicionales”.
Para la ganadería, la región Altos, principal proveedor de proteína del país, se vería afectada a causa del estrés térmico, la falta de disponibilidad de agua y alimentos, subrayó Ramírez Sánchez.
Ramírez Sánchez resaltó que las regiones Altos y Norte del estado son las más vulnerables a la escasez de líquido.
“¿En qué se basaron para el proyecto de construcción de la presa El Zapotillo? Los estudios de la UdeG demuestran que esta es una región en que no llueve mucho”, subrayó.
“Mi pregunta es, ¿cómo van hacer para llenar una presa de esas dimensiones si no hay agua superficial? Ahí la mayoría de la gente utiliza agua subterránea y tiene pozos para realizar sus actividades de agricultura y ganadería”.
Solicitó a los gobiernos federal y estatal replantear la construcción de grandes presas, ya que la tendencia mundial es construir pequeñas que utilicen lo que necesiten y dejen correr el resto del agua para que la usen otras poblaciones.