La UdeG y su escasa acción ante violencia y desapariciones

13 de mayo de 2025.-La Universidad de Guadalajara (UdeG) se ha convertido en un escenario trágico donde sus estudiantes desaparecen sin que existan garantías reales para su protección ni mecanismos eficaces de respuesta.

Lejos de ser un espacio seguro, la UdeG refleja la vulnerabilidad estructural a la que están expuestos los jóvenes en el estado.

Los centros universitarios presentan escasas políticas efectivas de prevención del delito y no pueden presumir siquiera de vigilancia adecuada en sus instalaciones a pesar de tener un presupuesto de 18 mil 602 millones de pesos para este 2025.

Por lo anterior no es extraño que se presenten robos o actos delincuenciales, como la sustracción de ejemplares de tortugas en peligro de extinción al interior del Centro Universitario de la Costa; los robos en el estacionamiento del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias; los robos y acoso en la preparatoria 4, o actos de violencia en torno a la preparatoria 9, siendo estos sólo algunos ejemplos.

Otro botón es cómo las máximas autoridades de la UdeG reaccionaron tarde al episodio de apología del delito que se presentó el 29 de marzo de este año en las instalaciones universitarias del Auditorio Telmex durante el concierto de Los Alegres del Barranco, quienes homenajearon al Mencho y al Chapo en el mismo evento.

Reaccionaron tarde porque a pesar de prometer que ya no habrá este tipo de situaciones, en el mismo escenario se han estado presentando de manera frecuente en estos años, cantantes que hacen caravana a personajes de la delincuencia, a integrantes o líderes de cárteles que precisamente reclutan y secuestran jóvenes de la edad de los universitarios que se han visto desaparecidos.

Si bien la autoridades estatales y federales tienen mucho que hacer en atender esta problemática, la UdeG, siendo la segunda institución más grande del país y con un presupuesto significativo también debe estar a la altura de la situación para llevar a cabo acciones preventivas a su amplia comunidad universitaria.

Las cifras más recientes indican que en la UdeG existen 340 mil estudiantes, 27 mil 500 trabajadores y 17 mil 600 académicos.

Desde 2014, al menos 22 estudiantes de la UdeG han sido reportados como desaparecidos, según cifras oficiales de la misma institución. A esta cifra se suman profesores, egresados y personal administrativo, con un saldo particularmente alarmante: ocho personas han sido localizadas sin vida. Sin embargo, el número podría ser mayor ante la falta de un registro público actualizado y el subregistro que caracteriza estos casos.

El caso más reciente ocurrió en abril de 2025, cuando tres jóvenes estudiantes de preparatoria —Edgar Axel Ríos (15 años), Jesús Bryan Huidor (17 años) y Miguel Alejandro Medina del Castillo (17 años)— desaparecieron en un lapso de una semana.

Estos hechos desataron indignación dentro y fuera de la comunidad universitaria, que respondió con manifestaciones y protestas en demanda de respuestas y justicia. Sin embargo, la respuesta institucional ha sido limitada y poco efectiva.

No es un hecho aislado. Un año antes, en abril de 2024, el estudiante de medicina Aldo González Sevilla desapareció tras salir de clases. Su caso provocó una ola de paros en centros universitarios y una exigencia colectiva de mayor seguridad, pero hasta hoy no hay avances significativos en su localización.

Aunque la UdeG ha creado instancias como el Comité Universitario de Análisis en Materia de Desaparición de Personas y ha impulsado actividades simbólicas como “Mi Carrera Virtual” para visibilizar la problemática, los resultados concretos son mínimos frente a la magnitud del problema.

No existe un protocolo eficaz de prevención ni un plan de atención inmediata ante la desaparición de estudiantes. Las medidas implementadas han resultado, en el mejor de los casos, reactivas y simbólicas, pero no estructurales.

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