Por: Julián Atilano (@JulianAtilano)
En la actualidad ningún partido político gana únicamente con su voto duro, acarreando votantes, comprando votos o ejerciendo coerción. Ahora son necesarias nuevas prácticas en un marco donde la identificación partidista tiende a la baja, la escolaridad ha aumentado y la forma de acceder a la información es más plural con el uso de Internet pero sobre todo de las redes sociales.
Según el reciente estudio Hábitos sobre los usuarios de Internet en México 2017, hay 70 millones de internautas, es decir el 63 % de la población. De este universo, el 99 % usa alguna red social, 95 % usa Facebook, el tiempo promedio de conexión a Internet es de 8 horas diarias, el 97 % de las personas que buscan información sobre política lo hace en redes sociales, cada usuario tiene en promedio 5 redes sociales y la distribución por edad se ha normalizado; esto significa que ya no son sólo los jóvenes quienes acceden a Internet como en años anteriores (Amipci, 2017).
Internet ha propiciado nuevas formas de incidir políticamente. Se dinamizan los procesos electorales ya que se amplía el espacio público, las personas se organizan, dialogan, debaten e interactúan. En dicho telón es posible la inserción de noticias falsas o Fake News, como sucedió en el proceso electoral estadounidense en 2016 y como se ha observado en otros contextos.
En los procesos electorales de Nayarit, Coahuila y el Estado de México ya está ocurriendo. Estas noticias no sólo son falsas, su intención es aparentar ser verídicas. Lo cual se construye dándole un formato periodístico a la nota y creando un sitio de noticias que a primera vista parezca verdadero. La clave es la verosimilitud.
Nadie se salva
En el proceso electoral de este año se han observado noticias falsas a favor o en contra de los principales contendientes a las gubernaturas antes mencionadas. No es posible saber con exactitud quiénes crearon las noticias falsas pero sí a quién pueden ayudar o perjudicar. Lo cual no es cosa menor.
Se ha dicho que estas noticias ayudan a reforzar las ideas preestablecidas de un grupo específico, ya que usualmente las personas buscan información y se rodean de personas que piensan de la misma manera. Pero no siempre esto sucede. Es posible que las noticias falsas erosionen dichas cajas de resonancia o cámaras de eco, ya que la existencia de lazos latentes —amigos o conocidos que no frecuentas desde hace tiempo y usualmente piensan distinto a ti— permite estar expuesto a otro tipo de contenidos, preferencias o formas de entender el mundo.
Una de las características de las noticias falsas es su sensacionalismo y esto, entre otras cosas, ayuda a su viralización. De esa manera estas noticias trascienden a las personas interesadas por la política, ya que su alcance puede potencializarse a través de la narrativa del morbo, de la historia.
La veda electoral: un mito
En todos los códigos electorales del país se establece la prohibición de las campañas, actos públicos, asambleas, reuniones, propaganda o proselitismo electoral tres días antes de la elección. Durante esos días también se prohíbe la publicación de encuestas o sondeos de opinión sobre asuntos electorales. La intención de todo esto es que las personas reflexionen sobre su voto. Sin embargo, este ejercicio nunca se ha realizado en silencio, no falta quien busque la forma de hacer proselitismo y desde las elecciones intermedias de 1997 esto también ocurre en Internet.
En un escenario con 70 millones de internautas ningún partido o simpatizantes evitarán, si pueden, influir en el sentido del voto de las personas. A partir del proceso electoral del presente año las noticias falsas además de difundirse, se potencializarán durante la veda electoral. Es el momento oportuno para impulsar dicha estrategia, ya que no existe legislación que lo impida –y si existiera sería un error –.
Pero esta estrategia o práctica –para bajarle a la racionalidad– puede desarrollarse a menor o mayor escala y quien la ejerza no necesariamente serán los partidos; cualquier persona lo puede hacer. Esa es parte de la complejidad del fenómeno.
A manera de conclusión, es importante mencionar que además de las noticias falsas, durante todo el proceso electoral los medios de comunicación operan muchas veces a favor o en contra de algún contendiente o proyecto político. Fuera las sotanas. El problema es que una noticia verdadera puede mostrar el suceso sólo desde una perspectiva y esa parcialidad puede estar en la frontera entre lo falso y lo real.
Más allá de buscar la objetividad –ese término tan pantanoso– los medios tendrían que posicionarse explícitamente. Pero eso no sucederá, es así que mejor hay que aplicar la famosa frase: por sus frutos los conoceréis.
La veda electoral de estas elecciones serán patadas de ahogado para muchos contendientes, pero para otros la posibilidad de ganar. Principalmente en elecciones tan cerradas como en el Estado de México. En dichas situaciones cualquier espacio y momento será oportuno para intentar influir en el electorado. Lo interesante es que también las personas hacen campaña. Se suben al tren. Lo cual puede contrarrestar algún embate proveniente de algún partido o de algún sitio informativo.
Pero ya veremos, esto apenas comienza.