Por: Redacción (@RevistaPolemon)
14 de noviembre 2017.- Ayer se molestó. Se salió de sus casillas. Se puso enojado. Sí, Enrique Peña Nieto echaba chispas porque una persona cercana a él y a sus gobierno osó criticar las labores de las instituciones de seguridad que él dirige. Eso a Peña le molestó muchísimo. ¿Cómo es posible que la gente siempre critique? ¿Cómo es posible que se vayan en contra las policías? ¿En contra del ejército? ¿Cómo es posible que la gente diga que México es un país violento, de sangre, de muerte?
El foro se llamó “Sumemos causas por la seguridad: ciudadanos + policías”. Uno de los cientos de foros que organiza el gobierno federal con organizaciones de la sociedad civil afines, de esas que a cambio de unos cuantos pesos se paran en cualquier foro y dicen lo que el gobierno precisa que digan. Esa sociedad civil organizada tan cercana al gobierno en turno que a veces no se distinguen unos de otros. Un foro más de “buenos deseos” y “trabajo intenso” entre “ciudadanía” y “gobierno”.
Pero algo salió mal. O quizás es que Peña no estaba de humor.
Una de las intervenciones, la de María Elena Morera, molestó a Peña. Dijo la presidenta de “Causa Común”: “Los asesinatos, las desapariciones, las violaciones a los derechos humanos, secuestros, las extorsiones, los robos ya se hicieron parte de la vida misma de los ciudadanos en México”.
No dijo Morera nada fuera de contexto. Ninguna agresión. Una simple descripción, una apreciación cercana, muy cercana a la realidad. Nada revolucionario. Nada de oposición. Nada de “contra Peña”.
Pero no estaba contemplado. Y eso molestó mucho a Peña Nieto.
Cuando se dirigió al micrófono, Peña andaba enfurecido. Seguramente fue un pacto que no se cumplió, seguramente se dieron indicaciones antes de iniciar el acto: el foro será para que salgamos muy bien todos en las fotos, no para que digan lo que les venga en gana. Seguramente así fue el acuerdo. Y Peña miró esas frases de Morera como un pacto roto. Como una declaración de guerra. Por eso su reacción.
Después de reconocer que qué bien lo que hacía Morera en su trabajo desde la sociedad civil, Peña reconoció que sí, que había algunas zonas de la República donde “desgraciadamente” los malos se enfrentan entre ellos, pero que desde que él se convirtió en presidente, “asumimos trabajar por un México en paz, poniendo este tema en la agenda central del gobierno de la República”.
Recordó que su gobierno se sumó a las iniciativas de las organizaciones de la sociedad civil. Y que ha estado ahí, con ellas, trabajando codo a codo por el bien de la nación y de México y de los ciudadanos y de todos. Parecía un reproche: yo que tanto hago por ustedes, y miren lo que me hacen…
Después, Peña atacó con la molestia que traía en el hígado.
“Pero lamentablemente a veces se escuchan más las voces que vienen de la sociedad civil que condenan, que critican, y que hacen bullying sobre el trabajo que hacen las instituciones del Estado Mexicano. Y perdón que lo diga […] Queremos actuación responsable y eficaz de las instituciones a la que todos los días pretendemos desmoronar, descalificar”.
Y como quien se queja de ser bueno y no se reconocido, Peña indicó:
“Muy pocas voces escuchamos cuando hay algo digno de reconocer”.
Eso sí, al finalizar su crítica a la sociedad civil, Peña, cariñosamente, le comentó a Morera:
“No son regaños María Elena”.
Cuando pronunció dichas palabras ya estaba un poco menos enojado. Como que decir lo que dijo le había quitado ese sabor amargo de ser criticado por sus cercanos, por los que siempre andan ahí, cerquita del gobierno, para lo que se ofrezca.