Por: César Octavio Huerta (@zorrotapatio)
12 de julio 2016.- No fue desollado vivo por sus asesinos, perros y roedores le arrancaron la piel del rostro. Esa fue la conclusión a la que llegó la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en el asesinato a Julio César Mondragón Fontes, uno de los normalistas de Ayotzinapa que fue víctima de los ataques en la noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero.
“No existe ningún indicio médico forense en el resto del cuello y de la cara que indique un desprendimiento intencional de la piel”, indicó el organismo a través de un informe.
De acuerdo con los peritos de la CNDH, Julio César Mondragón Fontes, fue torturado y asesinado brutalmente. La causa de su muerte fue un traumatismo craneoencefálico provocado por la golpiza de miembros de la delincuencia organizada y policías del municipio de Iguala, Guerrero.
“Desde la perspectiva de derechos humanos, Julio César Mondragón Fontes fue víctima de tortura física, golpeado brutalmente con saña y crueldad por la acción conjunta y complicidad de miembros de la delincuencia organizada y servidores públicos del Municipio de Iguala”, señaló la CNDH.
Los investigadores del organismo defensor de los derechos humanos determinaron que no hay evidencia de que haya sido victimado por disparo de arma de fuego como lo sugería un peritaje del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI). Sobre la ausencia de piel en el rostro y en el cuello de Mondragón, resolvieron que fue causada por la intrusión de fauna depredadora, pues su cadáver estuvo expuesto durante casi 7 horas después de su muerte.
“La ausencia de tejidos de la cara y cuello, así como el desprendimiento del ojo izquierdo, fueron provocados por la intrusión de la fauna depredadora del lugar en una etapa post mortem, facilitada por la previa destrucción de la piel de la cara consecuente a los múltiples traumatismos sufridos en esa región de la cabeza y la presencia de líquido hemático” se lee en el informe presentado el día de ayer.
Uno de los sustentos del dictamen de los peritos de la CNDH, se basa en el hallazgo de mordeduras en forma de “v”, provocadas por roedores, además de surcos, rayados y arañazos en el hueso frontal y en el borde inferior de la mandíbula, producidas por los animales.
Los peritos de la CNDH también encontraron pequeñas lesiones superficiales en las que se identificaron el apoyo de patas de roedores, al momento de cortar el tejido blando del cuello. Además, localizaron en el cuerpo de Mondragón, manchas de sangre en forma de pisadas de perros.
La CNDH detalló que antes de morir, a Julio César Mondragón le rompieron 13 de los 14 huesos del rostro y sufrió 64 fracturas en 40 huesos de la cara, tórax y la columna vertebral, lo que le provocó el traumatismo craneoencefálico del que murió entre las 00:45 y las 02:45 horas del 27 de septiembre de 2014. Pese a la golpiza a la fue fue sometido, el joven estudiante realizó maniobras de defensa, lucha y forcejeo contra sus victimarios.
Por estos hechos, la CNDH instó a la Procuraduría General de la República (PGR) ainvestigar a cada uno de los 11 individuos que fueron señalados por dos integrantes del grupo delincuencial de los Guerreros Unidos, como responsables de la tortura y homicidio del estudiante normalista.
Versiones encontradas
El peritaje realizado por la CNDH para conocer las causas por las que murió el estudiante Julio César Mondragón fue revisado en varias reuniones de trabajo por el grupo de especialistas del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y la Procuraduría General de la República (PGR), quienes reconsideraron y modificaron sus primeras conclusiones.
De acuerdo con la CNDH, el EAAF no discrepó con las conclusiones presentadas por los peritos del organismo pues concluyeron que “las lesiones en cara y cuello fueron resultado de la intrusión de la fauna, con imposibilidad fáctica de demostrar que en dos puntos a cada lado de la base del cuello, el borde pudiera ser consecuente a la utilización de un instrumento cortante en la etapa post mortem”.
Por su parte, los peritos de la PGR basados en conceptos antropológicos y de medicina forense, dictaminaron que “las lesiones en cara y cuello de Julio César Mondragón se debieron a una acción mixta (de fauna depredadora y humana) en etapa ante mortem”, lo que según los peritos de la CNDH es inexacto.
Uno de los puntos resaltados por la CNDH para darle más valor a su trabajo es que ni el grupo de expertos del EAAF ni el de la PGR abordaron el estudio de los elementos criminalísticos de los hechos y sólo se centraron en los aspectos médicos y forenses.
Este es el reporte de la CNDH sobre los hechos y circunstancias en las que Julio César Mondragón, fue privado de la vida: