Por: Sergio Hernández Márquez (@sergio2hm)
En caso de emitirse la Ley General de Biodiversidad como se presentó en el Senado de la República, se abriría la puerta para el aprovechamiento extractivo de tortugas marinas y pericos, lo que ahora se encuentra prohibido, advirtió el Centro Mexicano de Derecho Ambiental.
Este organismo, uno de los más importantes e influyentes en temas de medio ambiente en el país, dio a conocer un análisis del proyecto de la nueva Ley General de Biodiversidad, presentado en octubre por la bancada del Partido Verde.
Las preocupaciones del CEMDA son diversas respecto a la legislación propuesta en materia de protección de especies, al considerar que se omite la prohibición expresa que existe ahora del aprovechamiento extractivo de tortugas marinas de cualquiera que sea la especie, ya sea de subsistencia o comercial, incluyendo sus partes y derivados y remite a decretos de veda las condiciones para su regulación.
“Por efecto del Transitorio Décimo, sigue la prohibición del aprovechamiento extractivo de psitácidos (pericos) en tanto se emitan las vedas correspondientes a las especies cuya distribución natural sea dentro del territorio nacional”.
La conclusión del CEMDA es que lo anterior implica que el aprovechamiento extractivo de psitácidos se hace más flexible.
Otro de los cuestionamientos en este tema es que la nueva legislación omite prohibir la importación de marfil, en cualquiera de sus tipos y derivados, cuando no cumplan con los tratados internacionales de los que México es parte y con la legislación aplicable. Solo se contempla la prohibición en la exportación.
Este punto es importante dado que la población de elefantes en África ha ido en un declive significativo ya que son víctimas de cazadores furtivos que trafican marfil, a pesar de la veda internacional emitida en 1989.
El mangle
La iniciativa de la Ley General de Biodiversidad sigue protegiendo a los manglares, no de manera total, pero existen obstáculos importantes para que se sigan afectando:
“Queda prohibida la remoción, relleno, trasplante, poda y cualquier obra o actividad que afecte la integralidad del flujo hidrológico o que pudieran afectar la funcionalidad o los servicios ambientales que proporcionan los manglares, humedales, ríos subterráneos, ciénegas y otros ecosistemas acuáticos frágiles; de las zonas de anidación, reproducción, refugio, alimentación y alevinaje de especies silvestres; así como las interacciones, en su caso, con ríos, dunas, zonas marítimas y arrecifes“, menciona la iniciativa.