Por: Iván Serrano Jáuregui*
La literatura no sólo ha sido desbancada de las jerarquías de la alta cultura, también ha perdido el contacto vivo con sus lectores, cuando es una herramienta para hacer frente a las adversidades que aquejan a la sociedad actual, compartió la escritora Cristina Rivera Garza, durante la primera conferencia de este año de la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar, organizada por el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH).
La tarde de este jueves, en el Auditorio Adalberto Navarro Sánchez del CUCSH, campus La Normal, la autora de Nadie me verá llorar impartió la conferencia “Escribir contra la devastación”, en la que resaltó que la literatura es importante para combatir la precariedad, y lamentó que actualmente en diversas preparatorias públicas ya no se oferta esta asignatura.
Ante un foro lleno de estudiantes y académicos, Rivera Garza aseguró que “los libros ayudan a conocernos y a desconocernos. Lo que a mí me enseñaron los libros, antes que cualquier otra cosa, fue a dudar; por eso digo que a los libros les debo mi rebeldía”.
Compartió que frente a los actuales tiempos que advierten terror, ya sea en forma de deportaciones masivas, gasolinazos, inflación y precariedad, importa la práctica de la lectura, pues es con ella como la sociedad puede interrogarse en conjunto sobre las decisiones que toma.
La también doctora en Historia Latinoamericana dijo que la escritura tiene la gracia de abrir espacios, pues “nos acoge, alberga y da refugio”; es una práctica que equivale a estar con otros y no a estar solos como se piensa.
“Quiero creer que lo que hacemos al abrir un libro es participar de algo mucho más íntimo, mucho más imperioso a la vez. Nos volvemos sociales con el lenguaje porque la escritura invita a creer que algo puede ser distinto, porque el mecanismo secreto del texto es la imaginación”.
Subrayó que la escritura también hace posible la pregunta sobre la causa de las desgracias y la devastación, y por ende también abre el espacio a la pregunta sobre la justicia, por ello es importante su ejercicio.
Por su parte, la escritora Silvia Eugenia Castillero, directora de la revista Luvina, quien presentó a Rivera Garza, destacó que su obra se caracteriza por jugar con los límites de los personajes, da pie a la reflexión del lenguaje y experimenta con el texto a partir del propio instinto.
Castillero afirmó que quien lee a Rivera Garza, al igual que como sucede con Juan Rulfo, se vuelve un personaje que vive la historia, ya que la escritora busca crear una estructura en la que el autor, narrador y lector quedan expuestos.