Por: Alejandra Hidalgo (@alehidalgor)
Son las 3:30 de la tarde y hace un calor insoportable afuera del Centro de Justicia para las mujeres. Enfrente, debajo del único árbol que da una gran sombra, se encuentran alrededor de 50 personas, entre ellas algunas profesoras y profesores del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara.
Me acerco y veo que además de alumnas y alumnos hay algunos profesores. Al pedirles algunas palabras sobre el caso de la maestra Tanya Mendez, varios no aceptan hablar, otras y otros opinan que están ahí apoyando a las alumnas y su compañera profesora, sobre todo porque no debe haber represalias.
Señalan que algunos medios han manifestado imprecisiones, por ejemplo, afirman que el profesor Horacio Hernández Casillas no tiene el control completo de los seminarios de titulación, aunque luego afirman que en el fondo sí tiene el control porque Hernández Casillas puede hacer en el sistema escolar lo que quiera: modificar y corregir notas.
Agregan que Horacio debía haber caído desde hace tiempo porque estaba acusado no sólo de ser acosador sino también de corrupto, pero que es hasta ahora que alguien se atrevió a hacer algo.
Recalcan, además, que Horacio Hernández "es dobletero", pues no sólo es profesor de tiempo completo en la Universidad de Guadalajara sino también en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Afirman que tiene un historial redondo porque no sólo es acosador sexual, sino acosador laboral, un corrupto, un usurpador, un protector: vende papeles de la universidad, completa kárdex para los estudiantes y además tiene su historia de cuando fue coordinador de servicio social donde Víctor Manuel González Romero y Elisa Morales le pusieron una demanda judicial por corrupción, aunque luego se la quitaron.
Horacio Hernández, dicen varias profesoras y profesores, siempre ha dicho que está protegido por “El Atenguillo” -Alfredo Peña Ramos, Secretario General de la Universidad- y, agregan: todo parece indicar que sí.
Los estudiantes indican que Horacio tuvo una reunión con 20 estudiantes, entre los que estaba gente de la FEU y les pidió que hicieran una carta y tomaran las calles para apoyarlo.
Profesoras y profesores mencionan que si se hace una investigación seria sobre el personaje seguro saldrían cosas interesantes y muy serias, incluso recalcan que debería investigarse quién ha hecho sus libros porque tiene muchos y él no ha hecho ninguno; mencionan que hace como 15 años algunos historiadores hicieron una carta en la que solicitaban no dejar entrar a sus alumnos al archivo histórico de Jalisco porque para acreditar la materia que Horacio Hernández les daba, pues él les pedía que le llevaran copias de documentos con el cual hizo un libro sobre estadísticas de trabajo: “enviaba a los chavos y si no traían los documentos no pasaban”.
Algunos dicen: “Se sabe de alumnas a las que les pedía pasteles de chocolate con zarzamora de Arnoldi para pasarlas, eso fue lo menos… a otras les pidió otras cosas”.
Son Alrededor de las 4 de la tarde y ya se han congregado más de 100 personas, en su mayoría alumnas, quienes a pesar del calor abrumante, van en su mayoría vestidas de negro y con el rostro cubierto por miedo a las represalias de las autoridades universitarias ante su manifestación de solidaridad con la profesora.
Mientras esperan la llegada de la profesora, alumnos y alumnas hacen pancartas con consignas de apoyo, en contra del acoso del el profesor Horacio Hernández Casillas. Además, arreglan una piñata poniéndole la fotografía de Horacio en la cara y escribiendo en ella los nombres de otros profesores y compañeros de clase que identifican como acosadores en la Universidad de Guadalajara.
Después se improvisa una rueda de prensa en la cual varias alumnas dan su testimonio. Noemí López señala que las afectadas llevaron personalmente la denuncia ante las autoridades universitarias, dirigida al rector general. Fue entregada al Lic. Viramontes en la oficina del Abogado General de la Universidad de Guadalajara y les firmaron acuse de recibido. Señala que su denuncia no procedió porque ella tardó 6 meses en denunciar, por eso hizo un llamado para que si otras chicas saben de casos más recientes se animen a denunciar para que estos delitos se hagan visibles y las universidades hagan algo.
Noemí López señala que la Universidad de Guadalajara no ha hecho nada: cuando fueron a entregar la denuncia, el rector estaba de vacaciones, así que fue recibida por Nadia Mireles y acordaron que cuando llegara el rector general iban a contactarlas para una reunión. Hasta el momento no han recibido respuesta.
Noemí agrega que Horacio Hernández “es el único maestro que da la materia de seminario de titulación y lo hace así para tener el control y que todos los alumnos pasen por ese filtro de materia y entonces él puede castigar y repartir privilegios como él quiere. En mi caso, él me estaba citando a las 8:30 pm. como parte de la cátedra y pues yo como ya había pasado el tema del acoso, me rehusé y mi calificación se vio condicionada por no haber asistido con él”.
La joven señala que fue una de las estudiantes sobresalientes de su generación y que “la universidad va entregar reconocimientos de mano del rector, este viernes y la secretaria me dijo a mí: Horacio no quiere que seas tú, es decir, otra vez obstaculiza a los alumnos que no estamos de acuerdo con él”.
La estudiante cuenta: “Nosotras tenemos que visibilizarnos, exhibirnos, arriesgarnos, tener miedo, porque yo tengo miedo a ser señalada cada vez que voy a la universidad, porque actualmente estoy cursando un diplomado dentro del CUCSH y claro que tengo miedo, pero me sorprende más que a pesar de que somos personas que hacemos pancartas, que hacemos que esto se visibilice, no tengamos respuesta, eso es sorprendente, ¿cómo pueden callar las autoridades?”.
Además han recibido amenazas: “Me llegó, al principio de todo esto, un mensaje que me decía ¿quiénes son? Porque si sabes quiénes son, diles que ni se metan porque sabes que va a haber represalias, el señor tiene a sus esbirros que cargan pistolas, entonces creo que también el profesor Horacio es todo un mito, se dicen de él muchas cosas y nadie dice nada”.
Noemí termina haciendo un llamado a otras chicas, les dice que no están solas, que se animen a denunciar.
“Que se haga un comité de ética adentro de la universidad, que se haga un observatorio y un espacio de denuncia segura porque no es posible que la universidad no pueda tener estos espacios, porque es difícil denunciar y además que no te crean, que vengas a Fiscalía y que pierdas 6 horas y que no sirva, yo les digo que se animen a denunciar, que entre nosotras nos apoyamos y que no están solas”.
Después habla Elsa Stettner, madre de familia de una ex estudiante de antropología y señala: “Mi hija estaba muy entusiasmada de cursar la carrera, de hecho estaba viviendo en EUA, regresó a Guadalajara para ingresar a Antropología y desde el primer día regresó impactada por la posición que tomó desde ese momento el profesor Horacio y pensamos que era el primer día y era para hacerse notar y que los muchachos sintieran cierta disciplina. Pasó el tiempo y fue peor, las clases se trataban de todo menos de la clase. Amenazaba a todos, se ostentó todo el tiempo como el amigo de Raúl y de Trino Padilla y hacía ostentación de que él a la UdeG había metido a trabajar al compadre, al amigo, al hermano y a todo mundo. Se dirigía a los muchachos con palabras soeces y no aptas de alguien que ejerce la academia en la universidad pública. Con mi hija no fue hostigamiento sexual, fue verbal, emocional, mi hija tenía mucha emoción de irse a hacer un intercambio posteriormente a Irlanda y le puso mil trabas, le dijo que todo sería con él. A ella le tocó vivir cómo pisoteaba a sus compañeros, cuando ella ingresó entraron 30 muchachos, en el segundo semestre quedaban sólo 12 muchachos, la deserción es altísima y eso tiene una razón de ser: este señor que no es apto para ser director.” La madre de familia terminó afirmando: “Además de la destitución, debe ser procesado.”
Tras el discurso de la madre de familia, una chica con el rostro cubierto toma la palabra: “Yo prefiero guardar mi nombre e identidad en el anonimato porque sigo siendo estudiante y puedo ser perjudicada directa o indirectamente. Estamos aquí muchas que estamos hartas de que Horacio siga chantajeándonos, haciendo hostigamiento, acoso sexual y acoso escolar, aprovechado su puesto para no cumplir con lo que debe hacer como coordinador y prefiere chantajearnos y condicionarnos que hacerlo. Él monopoliza mucho las materias para meternos en ese discurso de miedo y de chantaje, a mí me ha condicionado mucho las materias, ha hecho cambios dentro de mi expediente en la plataforma del Sistema Integral de Información y administración Universitaria (SIIAU). Me ha afectado en mi desarrollo académico además del acoso sexual. No sólo soy yo, somos muchas otras que por miedo, porque aún somos estudiantes y puede tomar represalias contra nosotras hemos decidido callar, tristemente. De mi generación somos como 5 o 6 muchachas, este es un secreto a voces, es algo que se sabe, pero son procesos, queremos invitar a otras que por miedo se han callado y decirles que estamos aquí, que estamos hartas de lo que está pasando, queremos que se acerquen, que este proceso de haga más grande y que Horacio obtenga lo que se merece, que se le destituya de su puesto y sea trasladado a la cárcel, porque es un hostigador y acosador.”
Termina afirmando que saben “que hay problemáticas en diferentes centros universitarios, queremos que las estudiantes sepan que no están solas, que como ellas sufren hay muchísimas más, esto se ha normalizado, es una mafia, no sólo son los administrativos, es la FEU incluso, es una estructura podrida.”
Alguien señala que hasta los profesores le tienen miedo a Horacio. Una estudiante manifiesta que recibió un mensaje donde le avisaban que Horacio amenazó con quitar materias a todas y todos los profesores de Antropología que se presentaron en el Centro de Justicia para acompañar a la maestra Tanya y afirma: “estar aquí ahorita ya implica un riesgo, amenazó a los maestros que nos acompañaron, de que les van a quitar materias.” Alguien más menciona: “Pues hasta los maestros más revolucionarios tienen miedo, no han querido pronunciarse ni hablar porque tienen miedo”.
Los reporteros preguntan si ahí hay profesores y Patricia Ortega, profesora del CUCS remarca: “No es menor lo que platica la señora de que su hija abandonó la carrera, con lo difícil que es entrar a la Universidad y que ya que estás ahí, por un tipo como éste te veas obligada a truncar tu proyecto de vida a retroceder en tu aspiración, a romper con el silencio, a tener que pasar por la tortura de tener que contar una y otra vez lo que te hizo y lo que pasó, cuando tendría que bastar con que le dijera a su tutora o tutor y pudieran proceder, hacer una investigación y deslindar….”
La conversación se interrumpe con las consignas que comienzan a lanzar las estudiantes que han visto que la profesora Tanya Méndez se acerca. Ella llega y llora por la emoción de ver a la gente reunida ahí y escuchar las consignas de apoyo.
Frente a la prensa señala: “soy profesora del departamento de historia, de la licenciatura en Antropología y vengo aquí para ratificar mi denuncia de hostigamiento sexual que tuve con el coordinador de la carrera de antropología, porque ni una más. Viví el hostigamiento sexual, el acoso sexual y se vino como consecuencia lo laboral. Yo no deseo que él se me acerqué, deseo que él repare el daño a nivel moral y psicológico.”
Ante la pregunta sobre las medidas que ha tomado la Universidad por su caso, ella responde: “Pues tuve que venir aquí… fuimos a entregar la denuncia con el abogado y nada, nos han dado largas, no han hecho absolutamente nada y es por eso que yo en este momento decido venir a levantar la denuncia. Esto es a nivel penal, él tiene que ser citado y las consecuencias serán penales. Tengo seguridad, los policías investigadores están conmigo y ellos me acompañan, la fiscalía me está protegiendo, creo que ahora va a proceder una orden de restricción para que él no se me vaya a acercar.”
Tanya manifiesta que la petición a la Universidad son los protocolos, ya que ahora que se enfrenta a este problema, le parece grave que no exista un manejo adecuado de estos casos en la universidad, que no haya un acompañamiento, que no exista un protocolo, “no hay nadie que nos asesore y esté ahí para defender nuestros derechos”.
Señala que el acoso comenzó en 2012 y se fue agravando afectándola laboralmente, más cuando Hernández Casillas “empezó a hacer injurias hacia mi persona, diciendo que yo me acostaba con los profesores de mi departamento.” La profesora agrega: “Tengo miedo por mi familia, tengo miedo por mis hijos, tengo miedo…” En ese momento se le quiebra la voz y llora.
“Él dice y presume que fue un gatillero, que estuvo en la Federación de Estudiantes de Guadalajara, que es uno de esos tipos que eran golpeadores y tengo mucho miedo porque lo encubre por ahí, dice él, que Peña Ramos. Ahorita estamos de vacaciones y no he ido a la universidad, pero claro que me da miedo, si ya antes me daba miedo, iba siempre acompañada de mis estudiantes, ellos saben, me acompañaban porque él estaba siempre ahí esperándome, acosándome, siempre. Yo espero que él pida una disculpa pública en los medios masivos de comunicación y que él me pida una disculpa, que haga el resarcimiento del daño moral, no quiero que él se me acerque ni a mí ni a la estudiante ni a nadie más. Más chicas se han acercado, pero tienen mucho miedo de hablar, de estar acompañándome, me han escrito, me han pedido que las disculpe algunas, me han enviado cartas de apoyo y yo lo agradezco muchísimo. Los profesores también que han venido el día de hoy y que han firmado la carta de su destitución. Él es un hostigador y tengo miedo por mi persona, por mi familia y espero que las autoridades actúen, son diez años que tiene ahí como coordinador haciendo lo que él siempre quiere”.
Tanya señala que el acoso en la licenciatura en antropología es sistemático, que cualquier estudiante es susceptible de que lo acosen y más si es mujer. Tanya pide a las autoridades universitarias los protocolos de actuación, que se abra la discusión en asambleas, que las autoridades lo tomen en cuenta. Y añade: “esto es un parteaguas, esto era una cuestión de tiempo… el abogado Viramontes que nos atendió nos dijo: ‘esto es algo que siempre ha pasado maestra’. Como víctimas no hay nada ni nadie que nos proteja; no dentro de la Universidad”.
La profesora se despide para entrar a ratificar su denuncia en el Centro de Justicia para las mujeres. Los y las alumnas lanzan consignas, cuelgan la piñata del árbol, en una especie de catarsis le pegan hasta tirarla, la pisotean y la queman. Mientras eso sucede una joven lee el pronunciamiento de las feministas autónomas del CUCSH contra el acoso, la violencia machista, contra el miedo, para denunciar acoso sexual y violaciones. Denuncian que en la UdeG no hay protocolos para atender estas violencias. Hacen un llamado al “Nosotras por nosotras, la FEU no nos representa. Nos organizamos de manera autónoma porque la violencia debe y va a parar. Exigimos educación no sexista.” Y terminan afirmando: “A los machos de la Universidad les decimos que el miedo va a cambiar de bando, nos estamos organizando, ya no nos importa el miedo”.
Al salir del Centro de Justicia para las mujeres, la profesora Tanya Méndez y Noemí López me informan que acaban de recibir el oficio con la respuesta de enterado que les da el abogado general de la Universidad de Guadalajara, en donde se señala que “los casos por supuesto acoso se han turnado a las instancias competentes para dar seguimiento y atención”.
Tanto Tanya como Noemí afirman que ésa es una no repuesta y se preguntan: “¿cuál es la instancia competente?, ¿a dónde lo van a mandar?, ¿qué se va a hacer?, ¿qué procedimiento sigue?, no dice nada para poder darle seguimiento”. La respuesta la firma el Dr. Francisco Peña Razo, abogado General de la UdeG.
Noemí dice: “A mí me da coraje, me indigna y me enoja, porque cómo puede ser posible que nosotras tengamos que pasar por una situación así de visibilizar, exhibirnos, seis horas aquí a denunciar, que no te crean, que necesites testigos, que no proceda, llamar a los medios, ¿por qué? Mientras aquellos están muy cómodos en su escritorio y eso me da mucha rabia y mucho coraje y yo también tengo miedo porque estoy tomando un diplomado y no sé si ir o no ir, me da miedo, sé que [Horacio] tiene sus muchachos y sé que pueden decirme cosas, pueden enfrentarme, pueden violentarme y eso me da miedo. No sé por qué se han tardado en quitarlo de su puesto, por lo menos en el proceso, para nosotras poder estar tranquilas, pero no lo hacen”.
Tanya señala que en Antropología había una cloaca que nadie había destapado. Afirma que los responsables son muchos: todos los que sabían y nunca denunciaron, que no dijeron nada, que fueron omisos. Desde el personal administrativo en el departamento de Historia (de donde depente la licenciatura en Antropología), pasando por todas las instancias arriba del profesor Horacio hasta la rectoría del CUCSH y luego hasta la rectoría general.
Me narra quiénes son los personajes universitarios a los cuales acudió en diferentes momentos desde 2012 hasta ahora, para denunciar su caso de hostigamiento sexual y laboral, desde el jefe superior de Horacio Hernández, la secretaria administrativa, el secretario general del sindicato….
Acudió a muchos escritorios, a muchas oficinas donde le sugirieron pedir su cambio. Intentó pedir su cambio de clases al departamento de historia y no la dejaron. Lo platicó con una profesora y después comenzó el acoso laboral: “en ese tiempo a mí me llamaban para ir a la reuniones de acreditación de la carrera y cuando yo le cuento eso a ella, a mí no me vuelven a citar, me sacan de esas reuniones, yo creo que ella fue y le dijo a Horacio. Además, las materias que yo imparto van a desaparecer: Estudios de género y sexualidad ‘probablemente’ la dejen, pero Antropología feminista y de género la van a desaparecer, porque dicen que van a cambiar la carrera para hacerla forense, las van a quitar, pero estas materias son importantes justo en antropología forense porque hay feminicidios… y [Horacio] me dijo pues hazme una cartita para ver qué podemos hacer por ti, hago la carta donde le digo por qué esas materias tienen que continuar y él dice: ‘pues no, una y vamos a ver’… hay materias que van a desaparecer porque a él le incomodan y el problema es que ahí hay muchos responsables porque los mismos profesores que él tiene avalan eso que él hace, hay responsabilidad y eso es lo que yo quiero, que también esas personas se hagan responsables de lo que sucedió con las alumnas y de lo que me sucede”.
Sobre el hostigamiento sexual y laboral Tanya narra: “Yo me tenía que esconder para no verlo, tenía que irme a otros espacios o esperar a que él se fuera para ir a firmar. Me colocó mis materias ahí detrás de su oficina para estarme ubicando a qué hora salía, a qué hora entraba, para estarme acosando, era un hostigamiento constante. Él me acosaba desde 2012. En 2015 se hace más constante, aguanté porque denuncié y me dijeron que iban a hacer algo, pero no es cierto, él volvía con las agresiones….” Agrega: “El acoso comienza desde 2012 y era intermitente porque ya sabes… era verme las tetas, abrazarme de forma de tocarme y me acuerdo que una vez yo estaba firmando y pasó por detrás de mí pegándome su miembro y cosas de ese tipo que yo me sacaba mucho de onda…, me invitaba a su oficina con cualquier pretexto para él como dicen “escanearme” y verme de manera libidinosa y cuando yo salía de ahí siempre había profesores y se reían todos, estaban hablando de mí y más adelante me lo topaba por todos lados. Pero en 2015 ya él me estaba pidiendo una relación, él ya quiere que yo sea su pareja, que no me apriete, que él no cree en el matrimonio, que mi marido qué, que no se tiene que enterar, que yo voy a poder gastar dinero con él porque es muy rico y él me puede dar todo lo que a mí me gusta y puedo ir a gastar a Palacio de Hierro y a donde yo quiera y ese tipo de cosas y ya no sólo era pedirme un beso sino obligarme a que se lo dé, esto en su oficina. Casi siempre iba afuera de mis clases, iba a esperarme para que yo le diera beso, eso frente a los estudiantes y me decía ‘¿por qué no te has reportado?, ¿por qué no me quieres? No me castigues, hazme caso, me encantas, me fascinan tus pecas, ese cuerpo…’ Escuchaba cuando yo estaba dando la clase y luego me decía mira: ‘¿ya viste la de garganta profunda? Yo tengo de esas y más, tengo unas joyas, te invito a que las veas conmigo’ y esto siempre delante de profesores y estos profesores riendo. Para mí era bastante incómodo y no sabía qué hacer. Y entonces siempre me acompañaban los alumnos, un alumno era quien siempre me acompañaba y entonces él me decía: ‘¿Y qué, ese jotito para qué lo traes contigo? Dile a ese de pelos verdes que no necesita acompañarte que no necesitas chaperón para venir conmigo, dile que se vaya, yo contigo o ¿él también quiere?’ Fue muy difícil, hubo un tiempo en que yo adelgacé muchísimo de peso, me sentía muy mal, psicológicamente para mí ha sido muy fuerte y más que he sido traicionada constantemente por otros profesores… todo eso para mí ha sido muy desgastante para mí”.
“Cuando las chicas comienzan a poner sus carteles de no al acoso, por ahí del 24 de noviembre, él me llama por teléfono para amenazarme porque él revisaba mis redes sociales y yo había puesto un like a una publicación de una alumna que había puesto algo sobre el acoso en Costa Rica y le dije: ‘si en Costa Rica ya se animaron, aquí hasta cuándo…’ entonces él me habla y me amenaza… me dice: ‘eso es mentira, ella [la alumna] está con Ricardo Villanueva, me quieren tirar el puesto, esta pendejita está con él y espero que no las estés alentando, porque yo nunca he acosado a nadie’ y me lo dijo a mí… para mí eso fue lo que me hizo decir: ya estuvo…”.
Tanya señala que fue con otras autoridades administrativas del CUCSH a solicitar que hablaran con Horacio para que no la volviera a acosar, para que él la dejara trabajar y no le dificultara obtener sus constancias, pues ya estaba sufriendo acoso laboral.
Sin embargo, él continúo acosándola: “ese diciembre, ya fue de robarme los besos y de agarrarme contra su cuerpo para que yo lo besara y antes hasta mensajes, una vez que se rompió un pie, mandándome: ‘ven a mi casa a consolarme’, y mi marido pues imagínate… Yo estaba muy angustiada en diciembre, porque hablaron con él ya casi para salir de vacaciones y cuando yo regreso en enero, no sólo era la ley de hielo, el resto de profesores ya no me hablaba… y hablo con el coordinador de historia para decirle: cámbiame las materias contigo porque me pasa esto, pero él me traiciona y me dice que eso no puede ser… Cuando empiezan las asambleas por los estudiantes desaparecidos, el acoso aumenta, pero ahora desprestigiándome y diciendo que yo estoy detrás de los estudiantes, que yo traigo un golpeteo político… y pues digo, ya basta. No funcionó esto y además me quieren desacreditar para decir que no es verdad el acoso y entonces me decido a poner la denuncia penal, hablo con Lupita Ramos, porque me dicen: ‘no vayas sola, ten mucho cuidado’”.
Después de eso, Tanya comienza a buscar a alumnas que han sufrido acoso de parte de Horacio. Así se encuentra con Noemí López. Sin embargo una profesora habla con Noemí y le dice: “Tanya se acuesta con los maestros de aquí, es súper amiga de Horacio, no le creas nada, cuéntame a mí todo”. La profesora habla mal de Tanya para que Noemí y ya no pueda hablar con ella.
Tanya señala que le platicaron que cuando Pablo Arredondo era rector, un grupo de chicas habían hecho un oficio de denuncia y lo habían mandado a rectoría del CUCSH con firmas de todas las estudiantes, sin embargo el oficio terminó en manos de Horacio, quien supo qué estudiantes lo habían denunciado. La profesora añade: “Todos los que supieron del acoso que sufríamos y no hicieron nada son responsables”.
Tanya añade una anécdota sobre la forma de actuar de Horacio Hernández: “un día me llama a su oficina y sus formas de amedrentar es que tú veas el poder que él tiene y cómo puede correr profesores, entonces, me dijo: ‘aquí unos indigenillas que vinieron primero muy acá conmigo y les di trabajo, me traicionan y me los chingué, un profesor y su esposa profesora, yo me los chingué’ y pues es grave la discriminación, sobre todo viniendo de él que investiga sobre indígenas. Luego en sus clases él presume que cuando llega a las comunidades todos los indígenas lo alaban y se dice muy amigo del sub comandante Marcos.”
La profesora afirma que desde su denuncia penal no ha tenido contacto con Horacio. Noemí, por su parte, señala haber recibido mensajes de alumnos del grupo de Horacio donde le dicen que él está campante, feliz… y que sus denuncias no van a proceder, que él ya habló con abogados y que las va a acusar de difamación.
Noemí me platica que cuando ella sufrió acoso de parte de Horacio se animó a platicarlo con una profesora que ella admiraba mucho y a quien le tenía confianza. Ella le dijo que fuera a su oficina para solucionar el problema. Cuando llegó a la oficina no encontró a la profesora si no a Horacio Hernández quien le dijo: “ven a ti te quería ver, la profesora ya me contó todo”. La enfrentó y le dijo que él ya había ido con sus jefes y les había dicho que una alumna lo quería acusar de acoso y que eso era difamación.
Noemí señala: “él quería intimidarme todo el tiempo, me dijo que si yo lo hubiera parado a tiempo, él me hubiera dejado, yo le dije ‘ahora resulta que es mi culpa’… él me decía: ´quiero que vayas con todas las personas con las que has hablado y te disculpes y digas que fue un malentendido´ y le dije: ‘no lo voy a hacer’ y me gritó en la oficina… Yo sabía que él seguía acosando y abusando del poder que tiene. Yo intenté denunciarlo y no funcionó, ya después me enteré que yo había ido con ella y ellos eran muy amigos y pues yo no sabía: yo confié en una profesora. Ahora me animé a denunciar porque sentí que ya estaba más lejos de su alcance, muchas de nosotras a veces nada más esperamos tener el título para denunciar, en mi caso, soy egresada, mi título está en trámite, tengo miedo de que me pongan trabas en el proceso… Cuando mis papás se enteraron de todo esto, mi papá quería ir a partirle la cara, ellos me apoyan y también tienen miedo de que algo me pase”.
Noemí explica que es ella la alumna a la cual los medios identificaron como “Cynthia”, que ha tenido ese proceso de tener mucho miedo y luego se ha sentido cobijada para salir a la luz pública y tener la confianza para decir: “soy yo”.
Añade: “Yo les pregunté a las chicas de CLADEM y me decían que en el momento en que me sintiera segura, que me sintiera acompañada, pero me decían que era importante darle visibilidad y que saliera a la luz para que vieran que somos personas reales y por eso me animé”.
Noemí termina diciendo que esto era “un secreto a voces… todo el mundo tiene la misma opinión de Horacio y yo no entiendo por qué se callan, tiene un desprestigio que todo el mundo sabe pero tiene 10 años como coordinador de antropología, ¿por qué sigue ahí?".
En uno de los diálogos al vuelo que escucho mientras esperamos a que la profesora Tanya llegue a ratificar su denuncia, alguien dice: “ojalá que en este caso no pase como en la Iglesia con los curas pederastas, que nada más los cambian de parroquia”.