Por: César Octavio Huerta (@zorrotapatio) y Jorge Gómez Naredo (@jgnaredo)
Enrique Alfaro, ex alcalde de Guadalajara y hoy precandidato a la gubernatura de Jalisco por el Partido Movimiento Ciudadano, acudió el pasado miércoles, en su primer día de actividades proselitistas de 2018, a un programa de radio.
Hasta aquí, todo normal.
Pero el exalcalde, digamos, no fue a hablar solamente de su precampaña. En realidad, de eso trató poco. El hoy precandidato enfrentó a Jorge Octavio Navarro y Mario Muñoz, los conductores del programa “Fondo y Fondo”. Dicho programa es un espacio de análisis y opinión que se trasmite de lunes a viernes en la estación Radio Metrópoli.
Cuando Alfaro tenía poco más de cinco minutos hablando, uno de los conductores le preguntó si, al haber sido alcalde de Guadalajara y ejercer el poder, no se había desgastado.
Fue a partir de aquí que Enrique Alfaro comenzó con sus reclamos e intimidaciones a los comunicadores.
Enrique Alfaro indicó que no había ido a ese programa ni les concedió a los titulares entrevista alguna durante los dos últimos años porque había sido el espacio “que más me ha atacado, que más me ha criticado y que más señalamientos ha hecho sobre mi trabajo como presidente municipal”.
Los comunicadores se quedaron atónitos ante lo que escuchaban. La cuestión es que la “regañiza” apenas comenzaba.
Alfaro continuó en un tono amenazador:
“Traigo una carpeta grandotota, porque lo que hice fue ponerme a leer una vez más todos los programas que ustedes dieron en dos años. Quisiera nada más decirle este dato: ustedes hicieron menciones sobre un servidor 385 programas, de esas 385 menciones, 342 fueron negativas”. Después, en un tono como de hombre casi bondadoso, afirmó: “ahora bien, yo eso lo puedo respetar”.
A continuación, el hoy precandidato al Gobierno de Jalisco por el partido Movimiento Ciudadano, comenzó a citar (especificando fechas exactas) frases que los conductores del programa hicieron y, las cuales, según el criterio de Enrique Alfaro, fueron “negativas” hacia su gestión al frente del Gobierno de Guadalajara.
Para que no quedara duda de lo que él afirmaba, Enrique Alfaro les dijo a los comunicadores: “traigo aquí todas las transcripciones, para lo que se ofrezca…”.
El hoy precandidato a gobernador de Jalisco, mencionó que durante dos años él se portó muy buena gente, pues no reclamó las opiniones de los comunicadores hacia su gestión como alcalde de Guadalajara. En un tono magnánimo, casi de un hombre que se sabe seguro de su inconmensurable bondad, se dijo respetuoso de la libertad de expresión:
“Durante dos años, yo no dije una sola palabra sobre lo que ustedes opinaron. No me quejé con nadie, no regañé a nadie, como dicen que lo hago de repente ustedes con los periodistas. No me peleé con nadie. Respeté su derecho a expresar lo que ustedes consideraran […] Dos años sin queja alguna, sin criticar a nadie, sin molestar a nadie, respeté lo que aquí se dijo”.
Alfaro, pues, les presumía a los comunicadores que en dos años no se había quejado, no les había dicho nada, los había respetado. Dos años completos.
Cuando los periodistas intentaban mencionar algo, defenderse, ahondar en las frases que el ex alcalde de Guadalajara citaba, Alfaro se los impedía:
“Yo dos años aguanté, te pido…, todo lo traigo escrito, como transcripciones”.
Incluso, Alfaro reclamó a los periodistas el por qué invitaban a personas que él consideraba no aptas para hablar en medios de comunicación:
“En este programa tú [refiriéndose a Mario Muñoz] invitaste como fuentes informativas a acusarme al líder del Parlamento de Colonias, a quien tenemos denunciado penalmente por extorsionador, y al hijo de Almaguer, como supuesto líder vecinal”.
Y no solamente se quejó de las personas que los comunicadores invitaban a hablar, sino de las llamadas que el auditorio del programa hacía, a las cuales Alfaro catalogó como “llamadas de esas extrañas”.
Alfaro dijo a los conductores que en un momento de su gestión se le había acusado de poco transparente en el ejercicio de su gobierno, y que ello era falso. Además, indicó que para hacer una afirmación de esas, para tacharlo de poco transparente, o dar una opinión acerca de ello, se precisaba tener “pruebas”.
Se quejó de que los comunicadores lo habían etiquetado como un político reacio a escuchar las críticas: “se me señaló como un presidente que no escucha, como un presidente autoritario”. En cambio, dijo que él es el presidente que más ha estado en contacto con la gente en “toda la historia” de la ciudad. Además, agregó que él mide su buena o mala gestión por lo que ve en “la calle”, por el apoyo de la gente, y que lo que se dice de él en programas de radio o en periódicos, es como una “realidad paralela”.
Enrique Alfaro acusó a los conductores de participar en una estrategia de golpeteo, la cual supuestamente ideó el PRI, e indicó que por eso jamás habló con ellos durante su gestión como alcalde:
“Mario, te voy a decir cuál es el problema, había muy poco qué hacer, cuando lo que tú estás viendo en la lógica de tus comentarios en particular es precisamente el guión de ataques del gobierno del PRI. ¿Para que confrontarnos? Yo precisamente entendí cuando ustedes mencionaron tantas veces que yo era intolerante, lo que decidí es dejarles en su espacio, ustedes tienen su derecho de hablar, a qué venía yo a confrontarles si quedaba muy claro el mensaje”.
Durante la entrevista, el ex alcalde de Guadalajara continuamente indicó que él “respetó” las opiniones de los periodistas del programa, y que no hizo nada por detenerlas: “Respeté su derecho a opinar”. Incluso, en un tono de hombre indulgente y comprensivo, afirmó: “no nos metimos, pregúntenle ustedes a sus jefes de noticias, al dueño de esta empresa, si yo hice alguna vez una llamada…”.
Después de confrontar a los conductores del programa, les planteó una especie de mano tendida, un “yo te perdono”:
“Yo respeto cualquier opinión, pero al final de cuentas, en este ejercicio de la política, también uno tiene que entender las cosas como son. Yo entendí el mensaje [que los periodistas seguían el guión del PRI] y lo respeté. Hoy vengo con el mismo ánimo de siempre, y vengo a decirles de mi parte, estamos tranquilos, no pasa nada”.
Alfaro, las “carpetotas” y el miedo a criticar
Enrique Alfaro llegó al programa de radio con una carpeta “grandota”, donde, indicó, estaban contenidas todas las menciones hacia su persona en los últimos dos años. Era una carpeta dedicada solamente a los conductores de “Forma y Fondo”.
Lo que no dijo Enrique Alfaro es si esa carpeta se había hecho con recursos públicos, es decir, si había un conjunto de personas en el ayuntamiento de Guadalajara que escuchaban todos los programas de radio, y con una metodología específica (no mencionada por el propio Alfaro), etiquetaban positiva o negativamente cada mención hacia Alfaro y su gestión.
Ahora bien, el hoy precandidato del partido Movimiento Ciudadano al Gobierno de Jalisco, dejó entrever que monitoreó (¿tiene en su poder más carpetas de otros comunicadores?) otros programas, pues dijo que el de “Forma y Fondo” fue el que “más me ha atacado”. Es decir, que hubo análisis de otros espacios y otros medios.
Es de resaltar que ningún medio impreso, televisivo o radiofónico de Jalisco ha mencionado la regañiza que les dio Enrique Alfaro a los conductores del programa de “Forma y Fondo”.
El contexto
Esta entrevista de Enrique Alfaro, se realizó un día antes del Día de periodista en el país.
México es la nación más peligrosa para ejercer el periodismo. Desde el año 2000, la organización Artículo 19 ha contabilizado el asesinato de 117 periodistas y la desaparición desde 2003 de 23 periodistas.
Las agresiones contra los comunicadores van desde ataques físicos o materiales, intimidaciones y amenazas, hasta privaciones ilegales de la libertad y actos de hostigamiento o acoso. La mayoría de ellas provinieron de funcionarios públicos, políticos y agentes del gobierno.
La mayoría de los ataques permanecen en la impunidad. Ante esto, distintas organizaciones internacionales han pedido que haya, por parte de los distintos niveles de gobiernos, no solamente respeto hacia los periodistas y su ejercicio, sino apoyo y protección.
Esta no es la primera vez que Enrique Alfaro ha confrontado a los medios de comunicación y a los periodistas. En enero de 2017, intentó dictar lo que se debía decir de él como alcalde, y puso “a prueba” a los reporteros que cubrían la fuente del ayuntamiento de Guadalajara.
“Yo había quedado con ustedes de que íbamos a trabajar los miércoles temas varios, eso fue lo que quedamos y yo lo he asumido con mucho gusto hoy, pero sí les pido encarecidamente a todos, porque eso fue lo que acordamos, también cubran los asuntos que estamos haciendo porque si no me la paso hablando de lo que cada quien quiere. Hacemos las dos cosas, yo lo ofrezco hacer, pero ayúdenme. Va. Zas. A prueba eh, todos”.
En junio 2017, expresó abiertamente su molestia contra quienes cuestionaban su actuación en la administración municipal. En esta ocasión el objetivo de sus reclamos fueron los diarios Mural, NTR y Crónica, a los que consideró medios “basura”.
"Yo quiero ver a todos esos que escriben tantas cosas de mi, que dicen tantas cosas de mi. Al periódico Mural, a NTR, a la Crónica... A todas esas basuras que escriben cosas todos los días denigrando, ofendiendo, atacando... Quiero ver qué han hecho ellos, como esto, que le llegue a los talones a esto (la obra de pavimentación) para cambiar la realidad. ¿Qué han hecho aparte de criticar, de atacar, de ofender, de mentir? Eso es lo que hay que cambiar".
Varios periodistas consultados por Polemón, quienes pidieron que no se mencionaran sus nombres, indicaron que tienen miedo, no solamente por la forma en cómo trata Enrique Alfaro y Movimiento Ciudadano a los medios.
Mencionan que dueños y editores reciben llamadas del equipo de comunicación de Alfaro para pedir que cambien a reporteros de alguna fuente, que se modifiquen notas, e incluso que “bajen fotos” donde el alcalde “sale con algún gesto feo”.
Igualmente, mencionan que, de ganar Enrique Alfaro la gubernatura de Jalisco (como las encuestas que hasta hoy se han publicado indican), las cosas seguramente se podrán “muy duras para la libertad de expresión".