Por: Sergio Hernández Márquez (@sergio2hm) y César Octavio Huerta (@zorrotapatio)
22 de marzo de 2016 (La Habana, Cuba).- Cuando se preparaba la visita a Cuba del Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se acordó que en la isla ofreciera un mensaje a la nación del que se tenían altas expectativas.
El día llegó hoy en el escenario del Gran Teatro de La Habana, en un discurso transmitido a todo el país por la televisión estatal. Obama entonces se puso de pie frente al micrófono y comenzó a leer por teleprompter un mensaje cuidado a detalle en el que hubo muchas frases emocionales hacia el pueblo cubano, detalles históricos y de la realidad actual de ambos países, pero el gran anuncio nunca llegó.
“Vine aquí para dejar atrás los últimos vestigios de la guerra fría en las Américas. Vine aquí extendiendo la mano de la amistad al pueblo cubano”.
Sí, hubo referencias a que el bloqueo económico que aplica Estados Unidos debe terminar, que la política ejercida durante 50 años en contra de Cuba fue errónea, que esta nación caribeña no representa amenaza alguna para los norteamericanos.
“¿Por qué ahora? Hay una simple respuesta: lo que estaba haciendo Estados Unidos no funcionaba, tenemos que reconocer que una política de aislamiento para la guerra fría no tiene sentido en el siglo XXI”.
Pero el discurso de casi 30 minutos terminó sin que Barack Obama diera algún anuncio que considerara acciones nuevas y enérgicas que terminen el asfixiante bloqueo a la economía cubana, y sin que hiciera mención alguna a terminar la ocupación que Estados Unidos mantiene en la bahía de Guantánamo, los dos temas esenciales para los anfitriones.
En cambio, el presidente nortemericano aceptó los avances en el sistema de salud cubano, en la educación que se le ofrece a los habitantes de la isla, y no quiso dejar pasar la oportunidad de pedir al gobierno local cambios en su forma de gobierno.
“El futuro de cuba tiene que estar en las manos del pueblo cubano” dijo Obama en español, para luego retomar el inglés.
“Presidente Castro, usted no necesita tener miedo a una amenaza de los Estados Unidos y no tienen tampoco que tener miedo del pueblo cubano de de reunirse, votar y hablar”.
Frente a los constantes llamados de Cuba para que se termine la presión económica Obama señaló que sí, es momento de levantarlo y le pedirá al Congreso de Estados Unidos hacerlo “…pero aunque levantemos el embargo mañana los cubanos no se van a levantar sin hacer cambios aquí en Cuba, debería ser más fácil abrir una empresa en Cuba…”.
Agregó también que el servicio de internet, limitado en la isla, debe estar a disposición de todo el pueblo y se puedan así comunicar con el mundo.
Tras lanzar estas críticas, en las que no hubo aplausos de los asistentes contrario al inicio de su discurso, Obama reconoció también que en su país hay problemas como la desigualdad económica, la pena de muerte, la discriminación racial y las luchas en el exterior, las cuales han sido duramente criticadas por el gobierno cubano.
Cerró su idea diciendo que sí es de reconocer la existencia en Cuba de su sistema de educación, salud, protección ambiental, pero también señaló la necesidad de que haya un intercambio libre de ideas y el acceso a ellas.
“Estados Unidos no tiene capacidad ni intención de imponer cambios en Cuba, los cambios deben provenir del pueblo cubano”, mencionó el mandatario, en un mensaje donde acentuó sus frases dirigiéndose hacia los jóvenes de la isla, a quienes de paso, les pidió olvidarse de la historia de conflicto entre ambos países, que en realidad coincide con estas 5 décadas de socialismo en donde se han generado los derechos sociales fundamentales para los cubanos, como es la educación y la salud.
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En Cuba desde hace más de tres lustros el gobierno permite que los habitantes del país puedan tener empresas privadas, a los que se les conoce como cuentapropistas, pero Obama habló de ellos como si fueran una novedad, señalando que ese es el camino para un mejor futuro en la isla, esto es, un discurso en el que hizo referencia a que el libre mercado es mejor que un sistema estatal de control de la economía.
Pero un día antes fueron los mismos cuentapropistas cubanos quienes le dijeron a Obama que el bloqueo estadounidense, ese que no permite el libre comercio, ha minado la posibilidad de crecer en este camino independiente del estado, señalamientos hechos en un Foro de Negocios realizado en el Antiguo Almacén de Madera y Tabaco, de La Habana Vieja.
En el Gran Teatro de La Habana, donde estaba presente Raúl Castro en un balcón, Barack Obama agregó que si bien Cuba y Estados Unidos seguirán teniendo diferencias en cuanto a como promover la paz, la seguridad y los derechos humanos en el mundo, no deben ser un obstáculo para la relación entre ambos países.
De hecho soltó una frase que gustó al público presente en el teatro: “todos somos americanos”.
El Presidente de Estados Unidos no quiso terminar su discurso sin referirse a los cubanos que viven en Miami, señalando que son exiliados que aman a Cuba y que por eso tienen tanto interés de lo que sucede en la isla.
“…por eso tienen esa pasión y por esto tienen este dolor”, indicó Obama, mencionando el deseo de reconciliación entre ambas comunidades.
Al final de la presentación de Obama en el Gran Teatro, la decepción fue la constante en los invitados que expresaron sus opiniones por la televisión oficial, pues hasta hoy había esperanza de que el presidente estadounidense anunciara que podía hacer algo más contra el bloqueo económico.
El restablecimiento de las relaciones, los vuelos comerciales directos, el servicio postal, el envío de remesas, el permiso de que los turistas estadounidenses visiten Cuba libremente y la inyección de algunas inversiones, resultaron insuficientes, nimias.
Y el diseccionamiento del discurso de Obama siguió. Los cubanos tomaron con reservas la promesa de que el futuro del país estaba en las manos del pueblo cubano, pues hasta ahora el gobierno de los Estados Unidos continúa financiando programas millonarios destinados a desestabilizar la situación política de la isla, usando como pretexto el discurso de los derechos humanos.
Además, los cubanos critican que los estadounidenses se digan promotores de los derechos humanos cuando continúa el embargo económico impuesto desde 1961 con el fin de crear una situación adversa en el país, matarlos de hambre y desesperación.
La disidencia
En la agenda que se difundió públicamente en Cuba sobre la visita de Barack Obama por parte del Gobierno local y los medios oficiales, no se difundió que el presidente de Estados Unidos tendría una reunión con grupos disidentes que dicen pugnar por la apertura del sistema político imperante en la isla.
En Cuba a los disidentes se les trata de relacionar como afines a Estados Unidos, buscando la desestabilización social.
Fue en la Embajada de Estados Unidos ubicada en el malecón de La Habana, (frente a la tribuna antiimperialista), donde Barack Obama dialogó por hora y 40 minutos con 13 personajes, algunos de los cuales fueron detenidos el domingo al realizar una manifestación, como Antonio Rodiles y Berta Soler, líder de las Damas de Blanco.
El coordinador general de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), José Daniel Ferrer, comentó que en la reunión con Obama trató la necesidad de recibir ayuda de expertos para “aumentar nuestra capacidad para llevar información a la población y ayudarlos a burlar la censura”, agregó el Herald.
Elizardo Sánchez, presidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional consideró que el objetivo del presidente Obama se cumplió en cuanto a expresar, con este encuentro, un mensaje muy claro de reconocimiento humano y apoyo moral a la sociedad civil en Cuba.
El beisbol
Luego del encuentro con la disidencia cubana, poco antes de las 2 de la tarde Obama arribó al remodelado Estadio Latinoamericano para estar presente en el juego de beisbol entre la selección de Cuba y el equipo estadounidense de Florida, Tampa Bay, evento acordado porque en ambos países es un deporte que levanta pasiones.
Con la concurrencia de más de 50 mil personas, el mandatario estadounidense disfrutó un corto lapso del encuentro deportivo junto con su familia y el presidente Raúl Castro.
Después, su convoy salió a toda velocidad por las avenidas principales de La Habana, con rumbo hacia el Aeropuerto Internacional José Martí, ante las miradas de habitantes de esta ciudad que se daban cuenta del paso del convoy porque una patrulla circulaba haciendo ruidos con la sirena encendida, a toda velocidad, señal que daba la alerta a los elementos de seguridad que se encontraban en cada cuadra por donde pasaba Obama.
Así, los habaneros presenciaban emocionados durante unos minutos el despliegue de las camionetas del servicio secreto estadounidense, viendo pasar a Obama en el interior del imponente auto negro que transporta al presidente de los Estados Unidos en sus giras por el extranjero, conocido como La Bestia.
Al llegar al Aeropuerto, Obama se despidió del presidente cubano Raúl Castro, a quien un día antes dejó con el brazo estirado en una escena chusca que ha dado la vuelta por todo el mundo.
En el Air Force One, Obama vuela en estos momentos a la Argentina, de un Mauricio Macri que lo espera con los brazos abiertos, al ser más afín a los intereses de Estados Unidos, en un giro radical a la política que implementó Cristina Kirchner en su presidencia que abarcó 8 años, hasta el 2015.
En Cuba, Obama generó emociones y mucha expectativa, hizo historia y seguirá siendo por unos días más el centro de las conversaciones de todos los cubanos, desde los que discuten apasionadamente en las esquinas del barrio de Vedado hasta los analistas de la televisión oficial.
A partir de ahora, será el tiempo quien ponga a cada cual en su lugar de esa historia compartida entre dos naciones separadas apenas por unas millas de distancia.