Por: Redacción Reverso (@reversomx)
9 de junio de 2016.- En vez de dar parte a las autoridades sobre los casos de curas pederastas, la Arquidiócesis de Guadalajara ofrecía un tratamiento de supuesta rehabilitación en una finca llamada Casa Alberione, que se encuentra en Tlaquepaque.
Así trabajó Juan Sandoval Íñiguez en el periodo que fue el máximo jerarca católico de esta arquidiócesis, y ante la periodista Mariana González, de la agencia informativa EFE, dijo que la atención a los pederastas se detuvo en el año 2001, cuando el Papa Juan Pablo Segundo pidió no proteger más a los curas que cometían abuso sexual en contra de menores de edad.
El periodo en el que Juan Sandoval ejerció como Cardenal de Guadalajara fue del 21 de abril de 1994 hasta el 7 de diciembre de 2011. En esos años sólo hubo un caso de pederastia en la Arquidiócesis, dijo a EFE, como parte de las actividades de promoción del libro autobiográfico que se titula “En mi propia voz”, donde Juan Sandoval narra diversos episodios ocurridos durante su vida sacerdotal.
Sin embargo el 17 de marzo de 2010 el mismo Cardenal reconoció en una rueda de prensa “cinco o seis (casos) en 9 años entre más de mil sacerdotes en funciones (de la misma Arquidiócesis)”, justificando que se les castigó en el seno de la Iglesia católica.
“Para ellos no hay lugar en la Iglesia; cuando se le comprueba a algún sacerdote que comete esa falta aquí en la diócesis, se le suspende. Es un castigo muy grande, porque ya no puede ejercer el ministerio; se manda su caso a la sagrada congregación, en Roma, para que lo estudien y vean allá si le conceden su licencia o se va”, comentó en aquella ocasión.
Lo que no deja de aceptar ahora la existencia de una finca en Tlaquepaque, la Casa Alberione, donde atendían a los pederastas, como lo comentó ante la periodista de EFE.
“Desde que estaba yo en el cargo (se atendían a curas pederastas), antes sí, pero cuando en el 2001 el Papa Juan Pablo II dijo que los pederastas tenían que salir del ministerio, entonces di la disposición a la casa Alberione que no admitieran ningún sacerdote pederasta”, comentó el clérigo en la entrevista ofrecida a Mariana González.
Durante su liderazgo en la Arquidiócesis de Guadalajara, al menos se conoció públicamente el caso de un cura pederasta, Heladio Ávila Avelar, quien fue enviado a la cárcel en 1996 con una pena de 15 años de prisión por abusar de tres menores. Salió libre y fue acogido por Juan Sandoval, poniéndolo de nueva cuenta en funciones en una parroquia de Tlaquepaque, como lo documentó la historiadora Laura Campos.
Sin mencionar el caso por su nombre, Juan Sandoval declaró a EFE: “Fue a dar en la cárcel, ahí lo dejé y después por edad lo soltaron porque ya estaba viejo, lo echaron para afuera. Pero yo no lo defendí, no se portó como sacerdote”, dijo a EFE sin dar más detalles.
La Casa Alberine
El sitio que sirvió de refugio a pederastas de la iglesia católica, la Casa Alberine se ubica en la calle Alba, en la Colonia Lomas de San Pedrito, en Tlaquepaque, muy cerca de la Central Camionera Nueva.
“Un pederasta no (es aceptado), primero porque nos va a dañar la obra y segundo porque de todas maneras tiene que dejar el sacerdocio, ¿para qué estamos ya gastando en él?”, comentó Juan Sandoval a la periodista de EFE.
Asegura que los obispos tienen la obligación de investigar inmediatamente y a fondo si saben de un caso de pederastia clerical, para enviar un expediente que se valora en Roma, y que además, deben informar a las autoridades civiles para que investiguen al sacerdote.
Ante la pregunta de si realmente se cumplen estas directrices, el Cardenal respondió a Mariana González: “Tiene que hacerse, debe hacerse porque está mandado que se haga”.