Por: Jorge Gómez Naredo (@jgnaredo)
El discurso de Enrique Alfaro y de Movimiento Ciudadano (tanto a nivel estatal como nacional) ha estado basado, en gran parte, en la lucha contra los “partidos tradicionales”. El eje ha sido: el PRI, el PAN y el PRD son lo mismo. La misma corrupción. Los enemigos de México. Los que golpean a los ciudadanos.
Si ése ha sido el discurso de Alfaro y de MC, ¿por qué aliarse con esos partidos que fueron considerados por ellos mismos como los enemigos de México y de los “buenos” ciudadanos? ¿Por qué Enrique Alfaro permitió que, Dante Delgado (el dueño de MC a nivel nacional) entrara al frente? ¿Por qué Enrique Alfaro mandó a Clemente Castañeda, uno de sus hombres más cercanos y de mayor confianza, a la firma de dicho acuerdo en el Instituto Nacional Electoral? ¿Por qué el grupo encabezado por Alfaro permitió que varios de sus diputados federales salieran en un video donde defienden la alianza con el PAN y con el PRD pidiendo cínicamente que les den el “beneficio de la duda”?
Las reacciones al frente han sido negativas para el grupo de Alfaro. Basta con mirar los comentarios en las redes sociales de los diputados federales para enterarse que, los seguidores que tenían, han reaccionado con ira, reprochando el pacto, diciéndoles que son lo mismo: la misma mierda.
Es absurdo pensar que Alfaro y su equipo no hayan valorado todo esto: el desprestigio que se les venía, las reacciones en contra, y lo peor: la inutilización de uno de sus discursos más llamativos.
Pensar que Dante Delgado actúa solo es una estupidez. Dante actúa siempre y cuando tenga la venia de Enrique Alfaro. Y es que Jalisco, para MC, es como su tablita de salvación: de ahí saca votos, dinero y cuadros.
¿Por qué, entonces, Alfaro permitió que Dante Delgado firmara el pacto?
Jalisco no le alcanza a MC
Movimiento Ciudadano es fuerte en Jalisco, pero a nivel nacional es débil. Para mantener el registro en 2018 tiene que obtener, como mínimo, poco más de un millón y 700 mil votos. Cualquiera podría pensar: fácil los saca, con Jalisco como punta de lanza.
Sin embargo, esto no es tan simple.
Si bien es cierto que en 2015 Movimiento Ciudadano obtuvo el 6% de los votos a nivel nacional (2 millones 431 mil 923), las circunstancias en una elección donde se disputa el cargo de presidente de la república tienen características y dinámicas distintas a las elecciones llamadas intermedias.
En 2015, Morena participó en su primera elección y obtuvo el 8.39% de los votos. Hoy, esa fuerza política, según encuestas diversas, está arriba del 25% en la intención del voto. Y solamente el partido, sin el candidato (es decir, sin el efecto López Obrador). El crecimiento de Morena ha sido espectacular y nadie pensó que fuera tanto y tan rápido. El voto de izquierda, crítico, progresista y anti Peña Nieto se ha concentrado en Morena, en detrimento de partidos como el PRD y MC.
Habrá quien piense que con la votación que obtenga Alfaro en su intención de ser gobernador le alcanza a MC para obtener el registro. Pero hay un inconveniente: esos votos no contarán para la elección federal, que es la que vale para la obtención de registro de MC a nivel nacional.
Y es que, los votos a nivel local, no reflejan los votos que se obtienen a nivel nacional. Y menos en una elección donde se disputa la presidencia del país. El 2018 será muy distinto a como fue el 2015.
Es decir, Alfaro podrá sacar un millón y medio de votos en Jalisco, pero un posible candidato a presidente de Movimiento Ciudadano, en el contexto de una disputa entre Andrés Manuel López Obrador, y por ejemplo, Margarita Zavala, no obtendría los votos de Alfaro.
Así pues, en MC han hecho cuentas, y viendo el contexto que se avecina, esas cuentas no le salen.
El pragmatismo-futurismo alfarista
Alfaro necesita diputados federales. Gracias a ellos, hoy, como alcalde, ha logrado obtener recursos. El voto a favor de la Ley de Ingresos de 2017 de Enrique Peña Nieto (con la negativa en lo particular de lo concerniente al gasolinazo), por ejemplo, le permitió obtener buena parte de los insumos para hoy tener muchas obras en proceso.
¿Qué hace un gobernador sin diputados federales? Poca cosa.
Por eso, el membrete de un partido político a nivel nacional es una cuestión importantísima, y más si el grupo Alfaro está pensando en trascender lo local para convertirse en un actor nacional.
Ante ello, Alfaro no puede por ningún motivo permitir que MC se quede sin registro.
Podría el grupo, en un futuro, lanzarse como independientes, pero eso representa, además de pocos recursos, un trabajo ingente que difícilmente resultaría efectivo. Para Alfaro, el independentismo no funciona. La lógica es tener un partido político. Pero con registro federal. Sin él, de nada le sirve a su grupo.
Ahora bien, pensar en la creación de un “nuevo partido” (más ciudadano), resulta inviable: los alfaristas se concentran en Jalisco, y a nivel nacional no tienen la fuerza para un objetivo como es el crear un nuevo organismo político.
El desdén de AMLO y la complicación de la ecuación alfarista
Dante Delgado intentó, por todos los medios posibles, aliarse con Morena. Por eso MC no lanzó candidato al Estado de México: fue un guiño. Pero la dirigencia de Morena desdeñó ese guiño y a Dante.
La relación entre Enrique Alfaro y López Obrador no es buena. A MC Jalisco han entrado muchísimo panista anti izquierda y anti AMLO. Alfaro, con la alcaldía de Guadalajara primero, y con la gubernatura de Jalisco casi en la bolsa, se sintió ya el jefe de jefes, y desdeñó, durante mucho tiempo, a Andrés Manuel.
Sin embargo, hace varios meses, cuando Alfaro comenzó a hacer cálculos electorales, buscó limar asperezas con AMLO. Intentó comunicarse con él, e intentó que hubiera una alianza entre Morena y MC a nivel local. Las respuestas desde Morena a nivel nacional fueron claras. No. Nada con esos neopanistas que se sienten dueños de Jalisco.
Ante ello, Alfaro, viendo la situación complicada de MC, y en conjunto con Dante Delgado, operaron una “tablita de salvación”. Una alianza con solamente el PRD hubiera resultado menos costosa, pero Alejandra Barrales ya estaba en pláticas con Ricardo Anaya para hacer una gran alianza. Así pues, el PAN y el PRD, decidieron cobijar a MC.
Con el frente, MC no solamente logrará salvar el registro, sino que también intentará que AMLO no llegue a la presidencia de la República: el odio por el desdén.
La comunicación fallida y el cinismo
Así pues, la venia de Alfaro para que MC se uniera al frente no estaba basada en una relación ideológica, sino pragmática. Una tablita de salvación. Y fue así para pavimentar un futuro. Alfaro, joven aún, piensa que su carrera política debe concluir como presidente del país. No lo dice, pero lo piensa y es el objetivo del grupo. Esto lo van llevando paso a paso, pero tienen que ir vía un partido político. Sin él, no hay futuro.
Por eso decidieron tirar a la basura la efectividad de buena parte de sus discursos para aliarse con el PAN.
Pero los alfaristas, sin embargo, siguen pensando que esas líneas discursivas todavía les sirven, y convencieron a los panistas y a los del PRD que, en lugar de publicitar la alianza como “frente amplio”, le pusieran “frente ciudadano”, argumentando que con ello era más fácil justificar ese cambio de viraje.
Sin embargo, la efectividad de esa justificación ha sido poca. ¿Un frente de partidos políticos (incluyendo al PAN y al PRD) que se asuma como ciudadano?
La cuestión es que los publicistas de MC están convirtiéndose, queriéndolo o no, en esos publicistas cínicos que le dicen a la gente: eres pobre por el bien de México. Sí, la hipocresía mostrada en esas campañas es mucha, y están dilapidando su capital, no solamente en lo poco que habían avanzado e nivel nacional, sino también en el nivel local. El mismo Alfaro dijo en Facebook que el frente era una “alianza legislativa”: ¿una alianza legislativa y “ciudadana” con los políticos de siempre votaron las reformas de Enrique Peña Nieto y que tienen a este país sumido en la violencia, la injusticia y la pobreza?
El impacto del frente en la elección para gobernador de Jalisco
Enrique Alfaro pensaba que ganaría la elección para gobernador de forma fácil. Y lo haría sin ayuda de ningún partido político (al menos oficialmente). Sin embargo, lo que sucede a nivel nacional está transformando la ecuación a nivel local.
El PRI, en la Zona Metropolitana de Guadalajara (que concentra buena parte de la votación estatal) está muerto: desprestigiado hasta lo indecible. MC ahí es fuerte. Y ha tratado de convertirse en una opción viable en el interior del estado. No lo ha logrado del todo, pero aún así, al PRI no le basta para ser una opción competitiva.
Si Jalisco fuera una isla, Alfaro ganaría de forma contundente. Sin embargo, Jalisco está en México: no está aislado.
Lo que suceda a nivel nacional impactará en Jalisco. ¿Morena es opción en Jalisco? Para muchos, todo indica que no. La dirigencia está acéfala, y no hay un candidato que arrastre a la gente. Sin embargo, el efecto “AMLO presidente” puede impactar en la elección, y quitarle votos a Alfaro y a MC a nivel local. ¿Eso les perjudicaría de forma grave? El grupo de Alfaro piensa que no, pero habría que ver si los posibles votos a favor de Morena, no hacen que MC sea menos competitivo en contra del voto duro del PRI en el interior del estado.
Por eso, una alianza con el PAN y con el PRD a nivel local, aunque puede ser que no sea necesaria para ganar la gubernatura, blindaría a MC de cualquier sobresalto en caso de una campaña a nivel nacional en donde el efecto Andrés Manuel pueda impactar negativamente al grupo Alfaro en el ámbito local.
Eso, sin embargo, representaría ceder algunas posiciones. ¿Conviene asegurar la gubernatura a cambio de unas diputaciones, algunas alcaldías y varias regidurías?
El problema interno del alfarismo
En MC, a pesar de todo, existen cuadros que simpatizan con AMLO. Cada vez son menos, pero los hay. Esto, en caso de una coalición a nivel nacional entre PAN-PRD-MC, podría causar problemas. ¿Los lopezobradoristas de MC harían campaña por Margarita Zavala, o por Ricardo Anaya, o por Javier Corral? Es complicado. Y especialmente, ¿los lopezobradoristas de MC harían campaña en contra de Morena y de Andrés Manuel?
No se vislumbra ninguna escisión inmediata en MC, sin embargo, en caso de que Morena suba en Jalisco, podría ser que varios cuadros simpatizantes de AMLO en MC, opten por marcar una línea divisoria.
Esto es uno de los grandes problemas del alfarismo: la administración de la abundancia. Hace tres años, las cosas no eran complicadas. Existía un grupo compacto que lo decidía todo, y la palabra de Alfaro era la que se escuchaba. Sin embargo, conforme MC ha ido creciendo y tiene más “para repartir”, mucha gente se ha integrado (como es obvio), y eso hace más complicado que haya una unidad a prueba de todo. Y eso, sin duda, puede complicar el camino que hoy parece lleno de rosas para Alfaro rumbo a la gubernatura.
El discurso gastado en una elección
La firma del frente significó para MC (a nivel nacional y local) un duro golpe a la credibilidad de un discurso que ya comenzaba a tener signos de agotamiento. El “somos diferentes y somos ciudadanos y por eso debemos gobernar”, poco a poco ha ido cayendo en el raiting.
Esto no solamente es debido al reciente creado frente. Al ser ya gobierno, y al estar más de dos años en funciones, es entendible que el “no somos políticos” pierde fuerza. Y más porque, la gestión de Alfaro no ha estado exenta de problemáticas con la sociedad civil y con la prensa (llamar a los medios basura, como lo hizo Alfaro, mostró su talante autoritario).
¿Cuál podría ser la estrategia de comunicación de Alfaro en caso de que MC concrete la alianza con el PAN? Evidentemente, el efecto de “todos los partidos son malos y nosotros, ciudadanos, somos buenos”, no sería útil.
Los publicistas de Alfaro le apuestan al “no más PRI”. Pero hay que recordar que ese “no más PRI” puede concatenarse con el “no más PRI” de Andrés Manuel, y cosas de la vida, puede beneficiar a un Morena Jalisco que hoy se ve desdibujado. Y más cuando se dirá “no más PRI para que llegue el PAN”.
Sí, muchas cosas se le han complicado a Alfaro a partir de la firma del pacto. Pero lo firmó, dio su anuencia, y lo apoya, y esto es debido al pragmatismo que ha caracterizado a su grupo.
La cuestión es que, ese pragmatismo, que hasta ahora le ha funcionado, y muy bien, puede jugarle una mala pasada y destruir lo que hasta ahora ha construido.
Una estrategia desesperada de Alfaro puede ser el ordenar dar marcha atrás al frente en Jalisco, y decir que aquí “es otra cosa”, y que acá “vamos como los ciudadanos y con nadie más”. Pero, el daño ya está hecho.
Eso pasa cuando los principios, la ética y la ideología son los últimos factores que juegan en las ecuaciones políticas y las estrategias electorales. Veremos qué sucede con los ciudadanos que actúan como cualquier viejo y arcaico político tradicional.